Según
el Diccionario de la Real Academia Española, asertivo, es un adjetivo “afirmativo”. Dicho de una persona: “Que expresa su opinión de manera firme”.
Ser
asertivo significa confiar en uno mismo y en nuestra capacidad para resolver
las dificultades que se nos presenten en nuestro trato con los demás, expresando
nuestras opiniones, lo que pensamos y lo que sentimos, de manera firme.
Es fundamental que no renunciemos a
nuestra dignidad ni al respeto por nosotros mismos; al patrimonio que supone
gobernar nuestra propia existencia y a nuestro intransferible derecho a decidir
sobre nuestra forma de actuar.
Debemos tener bien claro que, si
nosotros no se lo permitimos, nadie puede manipular nuestras emociones, con la torticera
finalidad de conseguir algo que nosotros no queremos.
Algunas
personas intentarán conseguir, de nosotros, lo que ellos quieren, esgrimiendo
sus propias convicciones acerca de cómo "debemos" comportarnos todos;
usándolas como si fueran dogmas que no pueden ser cuestionados ni desobedecidos.
En realidad,
no dejan de ser simples normas que se han ido inventando sobre la marcha y que
se transmiten a otras personas, sin que nadie cuestione la veracidad y la
validez de las mismas. Si alguien se siente inseguro y preocupado por la falta
de pautas de comportamiento, llegará a inventarse un buen número de ellas,
aunque sean arbitrarias.
Esas creencias y normas contradicen
directamente nuestros derechos asertivos, precisamente, la estructura sobre la
cual se construyen las conexiones positivas entre las personas, tales como la
confianza, la comprensión, el afecto, la intimidad y el amor.
La
relación de derechos asertivos está formada por afirmaciones o declaraciones
acerca de nosotros mismos. Es un listado de nuestras verdaderas
responsabilidades para con nosotros, así como de la imperativa necesidad de
señalar unos límites, para que los demás sepan lo que pueden esperar de
nosotros. Quedarán claramente señalizados cuáles son aquellos puntos que no
permitiremos sean sobrepasados.
Examinemos
nuestro derecho asertivo primordial, del que se derivan todos los demás
derechos asertivos: nuestro derecho a
juzgar, en última instancia, todo lo que somos y todo lo que hacemos.
Cuando
vivimos de acuerdo a este derecho asertivo, tomamos sobre nuestros hombros la
responsabilidad de nuestra propia existencia y despojamos de esa
responsabilidad a los demás.
Parece
del más estricto sentido común que, cada uno, decida lo que quiera pensar, decir
o hacer. Sin embargo, cuanto más intensa
haya sido la influencia manipulativa y no asertiva que hayamos soportado, tanto
más probable será que tengamos dificultades para aceptarlo como un derecho de
los demás; y aún, de nosotros mismos.
La
persona no asertiva se resistirá a reconocer los derechos asertivos de los
demás, por considerar que confieren un poder excesivo. Como medida de
autoprotección, este sujeto pretenderá manipularnos psicológicamente,
esgrimiendo normas y pautas de bondad, de maldad o de justicia; con el exclusivo fin de rechazar todo cuanto
pudiera entrar en conflicto con sus deseos, gustos o intereses personales.
Lo
dramático es que, el manipulador, no se da cuenta de que, lo único que
necesitaría, sería decir claramente lo que quiere; interactuando con la otra
persona, para intentar conseguir aquello que desea o, por lo menos, llegando a
acuerdos que sean beneficiosos para ambos.
A
continuación, expongo un largo listado de derechos asertivos. Evitando la
tentación de reducir la lista, no quise excluir algunos o fundirlos en nuevos enunciados.
Sugiero que se lean despacio, reflexionando sobre ellos; pensando si tenemos
dificultades de aplicación, por haber tenido que sufrir la interferencia de
otras personas.
No
olvidemos que, si nosotros tenemos todos esos derechos, los otros también los
tienen. En ocasiones, será necesario negociar con los demás la forma de
implementarlos.
Mi
contacto inicial con el tema de la asertividad tuvo lugar cuando me encontré con
un listado que contenía los primeros diez derechos de la lista. Años después, descubrí el tratado de Smith
sobre la asertividad, quien se explaya en la explicación de tales derechos. Ha
sido mi pretensión, mediante el presente escrito, hacerles llegar una
aproximación de los conceptos que constituyen el núcleo de este tema.
DERECHOS ASERTIVOS
Yo tengo derecho a juzgar mis
comportamientos, mis pensamientos y mis emociones y a tomar la responsabilidad
de su inicio y de sus consecuencias.
Yo tengo derecho a no dar razones, o
excusas, para justificar mi comportamiento.
Yo tengo derecho a juzgar si me
incumbe, o no, la responsabilidad de encontrar soluciones para los problemas de
otras personas.
Yo tengo derecho a cambiar de
parecer.
Yo tengo derecho a cometer errores...
y a ser responsable de ellos.
Yo tengo derecho a decir "no lo
sé".
Yo tengo derecho a actuar,
independientemente de la buena voluntad de los demás. (No podemos vivir en el miedo permanente de herir los sentimientos ajenos).
Yo tengo derecho a tomar decisiones
ajenas a la lógica.
Yo tengo derecho a decir "no lo
entiendo".
Yo tengo derecho a decir "no me
importa".
Yo tengo derecho a determinar cuáles
son mis necesidades, a establecer mis prioridades y a tomar mis propias
decisiones.
Yo tengo el derecho a tener y a
expresar mis sentimientos.
Yo tengo derecho a ser el juez último
de mis sentimientos y a aceptarlos como válidos.
Yo tengo derecho a tener y a poder
expresar mis opiniones y creencias.
Yo tengo derecho a evolucionar,
intelectual y emocionalmente.
Yo tengo derecho a cambiar de idea,
de opinión o de forma de actuar.
Yo tengo derecho a intentar cambiar
lo que no me satisface.
Yo tengo derecho a ser independiente.
Yo tengo derecho a decidir qué hacer
con mis propiedades, con mi cuerpo, con mi tiempo, etcétera, mientras no se
violen los derechos de otras personas.
Yo tengo derecho a expresar una
crítica y a protestar por lo que considero un trato injusto.
Yo tengo derecho a pedir una
aclaración.
Yo tengo derecho a pedir ayuda o
apoyo emocional.
Yo tengo derecho a sentir y a
expresar el dolor.
Yo tengo derecho a ignorar los
consejos de los demás.
Yo tengo derecho a estar solo, aun
cuando los demás deseen mi compañía.
Yo tengo derecho a no responsabilizarme
de los problemas de los demás.
Yo tengo derecho a no anticiparme a
los deseos y necesidades de los demás y a no tener que intuirlos o adivinarlos.
Yo tengo derecho a responder; o no
hacerlo.
Yo tengo derecho a ser tratado con
respeto.
Yo tengo derecho a ser escuchado y
tomado en serio.
Yo tengo derecho a tener mis propias
necesidades y a que sean tan importantes como las de los demás.
Yo tengo derecho a ser el primero,
algunas veces.
Yo tengo derecho a pedir lo que
quiero, dándome cuenta de que también mi interlocutor tiene derecho a decir
“NO”.
Yo tengo derecho a decir “NO”,
sin sentir culpa alguna.
Yo tengo derecho a tener éxito.
Yo tengo derecho a gozar y a disfrutar.
Yo derecho a mi descanso y a tener momentos de
soledad.
Yo tengo derecho a superarme, aun a
expensas de superar a los demás.
Yo tengo derecho a recibir el
reconocimiento por un trabajo bien hecho.
Yo tengo derecho a pedir información
y a ser informado.
Yo tengo derecho a obtener aquello
por lo que pagué.
Yo tengo derecho a decidir no
ser asertivo.
Yo tengo derecho a ser feliz.
Nota:
Según una amiga, faltaba uno que lo resume todo: "Yo tengo derecho a ser feliz".
Para los que se encuentren interesados en tener el listado de los
derechos asertivos, en un archivo independiente, pueden acudir al siguiente
enlace:
RELACIÓN DE DERECHOS ASERTIVOS
Referencias bibliográficas:
SMITH, Manuel J.: “CUANDO DIGO NO ME
SIENTO CULPABLE”, Editado por Grijalbo, Barcelona.
CASTANYER, Olga: “La Asertividad: Expresión de una sana
autoestima”.
Artículo en Internet: Carta de los
derechos humanos asertivos.