viernes, 25 de marzo de 2016

El carpintero fiel





Si me lo permiten, hoy quisiera referirme a un cuento que llamó poderosamente mi atención, cuando lo leí. Intenté, sin éxito, averiguar quién era el autor del mismo y tuve que concluir que la historia en cuestión sería anónima. En esta búsqueda, encontré otros textos del mismo cuento que introducían pequeñas variaciones. A la vista de lo cual, me he permitido la licencia de hacer yo, lo mismo.


UN PUENTE ENTRE HERMANOS

Cuenta una historia, que dos hermanos eran vecinos, el uno del otro. Habían vivido en total armonía, durante más de cuarenta años. Si bien los hermanos vivían en granjas separadas, habían cultivado sus tierras, hombro con hombro. Habían compartido la maquinaria, habían intercambiado los bienes y el producto de su trabajo, de manera continuada. Los dos juntos, formaban un gran equipo.

Pero, un día, comenzó un pequeño malentendido entre ellos, que fue creciendo y creciendo, hasta que terminó explotando en un intercambio de palabras amargas, que fueron seguidas por semanas de silencio.

Era el primer problema serio que surgía entre ellos.

Una mañana alguien llamó a la puerta de Luis, el hermano mayor. Al abrir la puerta, encontró a un hombre que llevaba herramientas de carpintero.

-Estoy buscando trabajo por unos días -dijo el extraño-. Quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí, en su granja y pueda serle de ayuda en eso.

-Tengo un trabajo para usted -contestó, el hermano mayor-. Al otro lado del arroyo, en aquella granja, vive mi vecino. ¡Bueno! De hecho, es mi hermano menor. La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros, pero él desvió el cauce del arroyo para que separara nuestras granjas. Estoy seguro que hizo esto para enfurecerme. Pero, le voy a hacer algo que será mucho mejor. ¿Ve aquella pila de desechos de madera junto al granero? Quiero que construya una cerca de dos metros de altura. ¡No quiero verlo nunca más!

El carpintero le dijo: "¡Creo que comprendo la situación!
Muéstreme dónde están la madera, los clavos y las herramientas y le entregaré un trabajo que le dejará satisfecho". 

Acto seguido, el hermano mayor ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y
se ausentó de la granja, por el resto del día, para ir al pueblo, en busca de provisiones.

El carpintero trabajó duro todo el día midiendo, cortando y clavando los trozos de madera. A la puesta del sol, cuando el granjero regresó, el carpintero acababa de terminar su obra. El granjero quedó atónito.  ¡No había ninguna cerca de dos metros! En su lugar, había un puente que atravesaba el arroyo y unía las dos granjas. Era una fina pieza de arte, con pasamanos y todo lujo de detalles.

En aquel preciso momento, vio que su hermano menor cruzaba el puente, hasta llegar adonde él estaba. Con los ojos llenos de lágrimas por la emoción que le embargaba, le abrazó, diciéndole:

-Me demuestras que eres una gran persona, al mandar construir este hermoso puente. Quiero darte las gracias y pedirte perdón por todo lo que te he hecho y dicho.

Estas palabras llegaron al fondo del corazón del hermano mayor, el cual se dio cuenta del gran error que hubiera cometido, si el carpintero hubiese cumplido su encargo. Desechando el más remoto rencor que pudiera haber albergado su alma, correspondió al abrazo diciendo:

-También yo quiero que me perdones, hermano, por el daño que mi comportamiento te haya podido producir. Procede, ahora, que olvidemos lo que ha pasado y proyectemos un nuevo futuro, juntos.

Mientras se reconciliaban, se dieron cuenta de que el carpintero estaba recogiendo sus herramientas y se preparaba para marcharse.

-¡No, espera! -exclamó, el hermano mayor, dirigiéndose al carpintero-
. Quédate unos cuantos días más. Tengo muchos proyectos para ti.

-¡Me gustaría quedarme! -contestó, el carpintero- Pero, ¡tengo muchos puentes por construir!


Hay ciertas situaciones, en la familia, en la pareja o con los amigos, que nos producen un profundo malestar y que, en ocasiones, desafortunadamente, se prolongan por años y años... En lugar de hablar, lo más pronto posible, sobre lo que ha ocurrido, sobre lo que nosotros hemos interpretado de lo sucedido, y las emociones que eso produjo en nuestro interior, dejamos que toda esa negatividad anide en nosotros. Algunas veces, la otra persona desconoce qué fue lo que pasó, o qué parte de lo que pudo decir, o hacer, pudo herir al otro.

En ocasiones, estos conflictos se van volviendo crónicos y muy difíciles de resolver. Si se deja pasar demasiado tiempo, puede llegar un momento en el que aprendamos a vivir sin esa relación, lo cual es, ciertamente, una pena.

A veces, nos encontramos con algunas personas que, aun queriendo que estos conflictos se superen, creen que, con sólo encontrarse, saludarse y hablar unas pocas palabras de algo ajeno al propio conflicto, se pueden superar las tensiones existentes. Personalmente, creo que es un gran error.

Otras personas, entre las que yo me incluyo, consideran que hay que hablar sobre lo que causó el distanciamiento. Conviene reconocer cómo nos hemos sentido, unos y otros. Es necesario averiguar por qué motivo adoptamos la postura que hemos sostenido durante semanas, meses, o años. Cuando escuchamos a la otra persona, y tenemos la oportunidad de expresar lo que hemos ido guardando en nuestro interior, experimentamos un efecto liberador.

Muchos de los problemas interpersonales surgen como consecuencia de la interpretación que hacemos de los hechos. Los cuales, suelen adquirir mayor gravedad como consecuencia del diálogo interior que nosotros mantenemos, al respecto de los mismos. Sin tener en cuenta de que el hecho es objetivamente uno, independientemente de la proyección que, cada cual quiera darle, desde su punto de observación.

Tratemos de ser constructores de puentes. Tanto cuando el conflicto nos afecte directamente, como de una forma indirecta. No echemos más leña al fuego. Pensemos, más bien, qué podemos hacer nosotros para que algunos problemas se aclaren, para que las personas se reencuentren.  Al menos, para que el dolor que sienten algunos se reduzca. Lo deseable es que aprendamos a pasar página, a ver que el otro también tenía sus razones para actuar como lo hizo, pero que, si persistimos en mantener las mismas posturas, no llegaremos a ninguna parte. Aprendamos a perdonar, y a entender que a todos nos ha dolido la situación. Que, seguramente, todas las personas involucradas tienen su propio dolor, y se han sentido injustamente tratadas. Hay conflictos en los que no importa quién tiene razón, sino qué haremos para superar lo que nos ha mantenido distanciados.

¡No se trata de levantar murallas! ¡Se trata de derribarlas! En todo caso, lo más gratificante, ¡es construir puentes!








6 comentarios:

  1. Hermosa historia que en la mayoria de las ocasiones puede tener un final positivo con la construcción de ese puente... pero no siempre es posible... A veces no depende de uno construir, sobretodo porque no se desconocen los sentimientos del otro, ni siquiera el "supuesto malentendido" ... en ocasiones puede haber manipulación e írsele de las manos y cuando se ha descubierto el hecho, se percata que se ha pasado de la raya y que ya no hay marcha atrás. Es entonces cuando, sin remedio, tiene que constrirse una barrera protectora de toxicidades y hechos malintencionados.

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    1. Paloma, la vida es larga... Entiendo que, en ocasiones, es muy difícil que haya algún acercamiento en ciertas relaciones. Es más, cada nuevo acercamiento, o contacto con esas personas, hace que el problema se acentúe. Aquí, es mejor dar tiempo al tiempo, continuar con nuestras vidas... Es posible que en algún momento, ni idea cuándo, puedan darse unas circunstancias diferentes, que permitan tener algo de diálogo, aunque para ello es necesario el respeto. Si no hay respeto por la vida de cada uno, no hay nada que hacer. Trata de seguir adelante, sin centrarte en esa situación... Ya se verá qué pasa en el futuro. En ocasiones, encontramos pequeñas oportunidades que ayudan al deshielo de las relaciones... Cuando el conflicto es con varias personas, todo es mucho peor, porque todo se enreda y se multiplica.

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    2. Paloma, me gustaría que volvieras a leer tu comentario a este escrito y lo que yo te escribí. Han pasado unos 16 meses; ahora, puedes ver el camino recorrido desde entonces. Aunque sé que los problemas se recrudecen por épocas y son como los árboles que tenemos muy cerca y no dejan que contemplemos el bosque.

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  2. Desde luego.... ciertamente es complicado pero si hay respeto se puede lograr... el problema es importante cuando se ha faltado al respeto. Lo digo por mi propia experiencia también... aunque es cierto que sí son mayores los ganas y el amor entonces llega un momento en que todo eso se desvanece.. una lastima que muchas veces tarde todo en llegar! Aunque creo q todo pasa cuando tiene q pasar! Excelente artículo! Un abrazo

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    1. Gracias por tu comentario, Cristina. El respeto es fundamental y el encontrarse comprometidos con la relación. Sí, a veces llega tarde una de las partes, cuando el daño ya es muy difícil de reparar. También, como tú dices, las cosas suceden cuando tienen que pasar y algunas relaciones no llegan a buen puerto, porque no estamos preparados para conducirlas y disfrutar de la travesía. Otro abrazo para ti.

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  3. Han pasado cinco años, desde mi escrito y me reafirmo en el mismo. Ese puente no podrá construirse jamás, ni ese ni los contiguos, porque el origen no fue un malentendido. En realidad se trató de "un malintencionado"
    y contra eso, no hay más remedio que construir, no una valla, más bien diría yo, una muralla.

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