En la
mayoría de las ocasiones, a la hora de tomar una decisión, no es conveniente
quedarnos con la primera idea que nos venga a la cabeza, con lo que alguien nos hubiere
sugerido o con lo que nos hayan enseñado. Será conveniente llevar a cabo una
mayor exploración o un mejor análisis del tema que nos incumba.
Si
nuestra actitud es la de creer que en la vida hay más opciones que las que
descubrimos a primera vista, seremos personas más flexibles en nuestros
planteamientos, al aceptar que existen otras alternativas que nosotros no
habíamos contemplado y que también pueden ser válidas.
Las
herramientas de pensamiento propuestas por Edward De Bono nos ayudan a centrar
nuestra atención en algo que normalmente pasa desapercibido, por ser contrario
a lo que hacemos habitualmente. En otras ocasiones, logran hacer explícito y
deliberado lo que alguna vez hacemos, sin haberlo planeado.
Hace
algunas semanas les presentaba otra técnica de pensamiento, el PNI, que consigue
que nos centremos en todos los aspectos Positivos, Negativos o Interesantes que
nos sugiere una idea o un tema.
Hoy,
quiero centrarme en una técnica denominada:
APO
= Alternativas, Posibilidades, Opciones
La búsqueda deliberada de alternativas es una parte sumamente importante de
nuestra capacidad de pensar, porque contrarresta la tendencia natural de la
mente hacia la certidumbre, la seguridad,
la arrogancia y la economía de esfuerzos.
La
mente desea reconocer e identificar la certidumbre
lo más pronto posible, para poder entrar
en acción, cuanto antes. Prefiere no plantearse demasiadas alternativas ya que esto
le llevaría a un estado de indecisión. Si se enfrenta a varias opciones, es
imposible que pase a la acción ya que no puede avanzar en varias direcciones a
la vez; mucho menos, si se trata de direcciones opuestas.
Si
queremos que la mente tenga en cuenta otras alternativas, menos evidentes a
primera vista, deberemos hacerlo de forma deliberada. Con APO, disponemos de
una herramienta para enfocar nuestro pensamiento en la búsqueda de diferentes
alternativas, posibilidades u opciones, siempre que nos parezca prudente y
necesario hacerlo. Cuando utilizamos este instrumento, ya sea de forma
individual, o bien, en grupo, podemos sorprendernos con algunas respuestas que,
en un principio, no se nos habían ocurrido y que, luego, nos parecerán obvias.
Ante
decisiones sencillas, parece no tener mucha importancia escoger entre una u
otra alternativa. A veces, buscar distintas posibilidades, es fácil y divertido.
Obtenemos cierto placer en cada alternativa que descubrimos. Podemos ilustrarlo
con unos ejemplos:
1. Tomamos un dibujo sencillo, que no
represente nada en particular. La tarea consiste en hacer una lista con las
diferentes cosas que puede representar.
2. Imagínate un vaso lleno de agua,
sobre una mesa. Tu tarea consiste en vaciarlo. No vale ni romperlo ni volcarlo.
¿Qué soluciones se te ocurren?
Cuando
nos ponemos a buscar alternativas, generalmente encontramos algunas. Lo difícil es encontrar muchas y puede resultar casi imposible
encontrarlas todas.
La
primera alternativa que tenemos, puede no ser la mejor, para entender una
situación y actuar al respecto. Algunas veces, tratamos de solucionar un
problema teniendo en cuenta las opciones más evidentes que se nos ocurren; es
posible que ello nos impida encontrar una buena respuesta. Por eso, en muchas
ocasiones, la dificultad no está en encontrar alternativas, sino en tomar la decisión de ponernos a buscarlas;
no contentarnos con lo primero que viene a nuestra mente.
El
hecho de contentarnos con una solución “adecuada” puede convertirse en el peor
obstáculo, a la hora de encontrar una alternativa mejor, que es lo que debemos
perseguir. A menudo, aceptamos una hipótesis o explicación sólo porque no
podemos imaginar una alternativa más apropiada; siendo necesario un error, un
accidente o la intervención del azar para proporcionarnos la posibilidad de
encontrar otra, mucho más adecuada.
El
APO nos permite centrarnos en el objetivo de buscar alternativas con respecto a
un tema concreto. Convierte un deseo general en una instrucción operativa
específica. No se trata de generar cualquier alternativa, sino generarlas en
torno a un punto específico que deseamos ver con mayor amplitud.
Hay
diferentes situaciones en las que puede ser útil la aplicación de esta técnica:
La explicación
Cuando
intentamos entender una situación o el porqué de ciertos comportamientos,
necesitamos crear explicaciones alternativas, sin precipitarnos a rechazarlas.
No hay que buscar sólo lo probable.
La hipótesis
En
lugar de limitarnos a sostener una hipótesis, podemos dedicar un tiempo a
generar unas cuantas hipótesis alternativas. No para rechazarlas rápidamente a
favor de la que nos parece la mejor y más “verdadera”, sino con el ánimo de que
nos posibilite mirar la situación con mayor amplitud.
La predicción
Muchas
veces intentaremos decir algo sobre el futuro. Las decisiones y los planes de
hoy funcionarán en el futuro. Lo que estudiamos, lo que hacemos y lo que
invertimos van a darnos resultado en el futuro. Toda la predicción del futuro
se basa en la extrapolación de las tendencias actuales. Sin embargo, sabemos
que habrá discontinuidades y que el futuro no consistirá sólo en el desarrollo
de las tendencias actuales. Lo mejor que podemos hacer es generar futuros alternativos de manera deliberada y permitir que
enriquezcan nuestra percepción.
El diseño
Cuando
utilizamos el diseño nos proponemos crear
algo que va a satisfacer algún propósito. Es mucho más libre que la
resolución de problemas, ya que podemos usar distintos enfoques y estilos.
El análisis
Cuando
hacemos un análisis tenemos que hacer
un esfuerzo por revisar algo que no es un
problema, que va razonablemente bien, que no exige atención. Sin embargo,
lo estudiamos para ver si podría simplificarse el proceso o si podría hacerse
más eficaz o productivo. Investigamos si hay otras maneras de llevar adelante
la operación.
La decisión
Muchas
personas ponen el acento en la toma de decisiones. Se presume que las
alternativas son obvias y fáciles de encontrar. Sin embargo, es frecuente que
la dificultad para tomar decisiones provenga de la imposibilidad de presentar
suficientes alternativas. Es preciso desplazar parte del énfasis que ponemos en
decidir entre un par de alternativas, a la búsqueda tenaz de otras
posibilidades que puedan resultar mucho más válidas. Si disponemos de un buen
número de opciones, aunque algunas de ellas no parezcan buenas en un primer
momento, nos aseguraremos un mayor éxito en la toma de decisiones.
La definición de un problema
Muchos
libros sobre resolución de problemas recalcan la importancia de definir los
problemas de la “forma correcta”. No hay duda de que algunas definiciones de un
problema tienen muchas más probabilidades que otras de conducirnos hacia una
conclusión.
Lo
mejor que podemos hacer es exponer definiciones paralelas del problema y, ver
la clase de pensamiento que se sigue de cada definición. Veamos un ejemplo:
Problema: No
tenemos suficiente espacio en nuestro aparcamiento.
Conviene
definir el problema de diferentes maneras
y de cada una de esas formulaciones pueden surgir ideas que sean muy útiles
para resolver nuestro problema:
No
hay espacio suficiente para aparcar.
No
hay suficiente espacio para los que quieren aparcar.
Hay
demasiada gente que tiene acceso al aparcamiento.
Los
coches son demasiado grandes.
No hay
más terreno disponible para agrandar el aparcamiento.
Las
situaciones en las que un APO puede ser útil incluyen también la negociación, la comunicación, la búsqueda de oportunidades, las
inversiones, la planificación y otras áreas. Lo que importa es
que contamos con una herramienta que permite decirnos, o decir a otros,
“hagamos un APO”.
En
cuanto a la factibilidad de un APO,
nos encontraremos con dos objeciones. La primera, que es una pérdida de tiempo
y crea trabajo innecesario. La segunda, que demasiadas alternativas provocan nerviosismo
e indecisión. Ambas tienen cierta validez.
No
hay manera de saber que la primera respuesta a un problema es la mejor, hasta
que se haya hecho algún esfuerzo por encontrar otras. Por supuesto, si debemos
decidir, las alternativas adicionales aumentan la dificultad para la toma de
una decisión. Es lamentable, pero nunca se podrá mejorar una decisión
reduciendo la gama de alternativas.
En
cuanto a la segunda objeción, el autor señala que hay que ser despiadado
respecto de los obstáculos prácticos. Hace referencia a una cita de Sir Robert
Watson-Watt, quien lideró el desarrollo de la tecnología del radar: “Hoy se te
ocurre una idea, mañana otra mejor…, pero la ideal no se te ocurre nunca”. El
diseñador que no para de cambiar el diseño imposibilita la producción. Si
seguimos revisando un escrito, nunca lo publicaríamos. De modo que es necesario
contar con los obstáculos prácticos que se nos presentan, marcarse fechas de
entrega y detener la búsqueda interminable de alternativas.
Lo fundamental,
es que no tenemos que ser reacios a buscar alternativas sólo porque no podemos
concebir nada mejor que lo que tenemos. ¡No debemos tener miedo de buscar
alternativas por temor al trastorno adicional que puedan causar!
Bibliografía:
DE
BONO, Edward: “Aprender a pensar”, Plaza & Janés.
DE
BONO, Edward: “El pensamiento paralelo”, Ediciones Paidós.
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