Desde hace varios meses, había estado pensando en compartir este poema
con ustedes. Finalmente, me he decidido a hacerlo.
Para quienes ya lo conocían, será un volver a leerlo y recordar una época
anterior, mientras que puede ser un descubrimiento para otras personas. Creo
que “Desiderata” forma parte de mi historia personal, desde que yo tenía
dieciséis años. Aunque ha estado durmiendo en mi interior durante mucho tiempo,
me he dado cuenta que estoy en el camino de seguir sus indicaciones. Y me he
alegrado mucho, por ello.
“DESIDERATA”
Avanza apaciblemente entre el ruido
y las prisas,
Teniendo presente la paz que puedes
encontrar en el silencio.
Hasta donde te sea posible, sin
rendirte,
conserva buenas relaciones con
todas las personas.
Expresa tu verdad tranquila y
claramente;
y escucha a los demás,
incluso a los torpes e ignorantes;
ellos, también, tienen su propia
historia.
Evita a las personas chillonas y
agresivas,
ya que son vejaciones para el
espíritu.
Si te comparas con los demás,
te volverás presuntuoso o resentido
pues siempre habrá personas mejores
y peores que tú.
Disfruta de tus éxitos,
así como de tus proyectos.
Mantente interesado en tu propia carrera,
por humilde que sea;
será tu patrimonio real,
en los tiempos en que cambie la
suerte.
Sé cauto en tus asuntos de negocio,
porque el mundo está lleno de
engaños.
Pero no dejes que esto te impida
ver la virtud que existe;
muchas personas luchan por nobles
ideales,
y por doquier la vida está llena de
heroísmo.
Sé tú mismo.
En especial, no finjas afecto.
Tampoco, seas cínico en el amor;
ya que en medio de todas las arideces y desencantos,
es tan perenne como la hierba.
Acata dócilmente el consejo de los
años,
rindiendo elegantemente las cosas de la juventud.
Alimenta la fortaleza del espíritu
para que te escude ante los reveses
repentinos de la fortuna
pero no te agotes con oscuras
imaginaciones.
Muchos temores nacen de la fatiga y
la soledad.
Más allá de una sana disciplina,
sé benigno contigo mismo.
Tú eres una criatura del universo,
no menor que los árboles y las
estrellas;
tienes derecho de estar aquí.
Y, te resulte claro o no,
sin duda que el universo se
desarrolla como debiera.
Por lo tanto, mantente en paz con Dios,
cualquiera que sea tu concepción de
Él.
Y, sean cuales fueren tus
ocupaciones y aspiraciones,
en la ruidosa confusión de la vida,
mantén la paz en tu alma.
A pesar de todos sus engaños,
penalidades y sueños fallidos,
aún es un mundo hermoso.
Sé una persona alegre.
Esfuérzate por ser feliz.
Tiene tal fuerza este poema, y dice tantas cosas, que he estado dudando
entre ceñirme al texto, o hacer mis comentarios al respecto, desde mi forma de
ver la vida y desde mi historia personal. Me aventuro por este segundo camino,
que es más arriesgado, pero, al mismo tiempo, creo que puede ser interesante.
Al menos, será una forma de bucear en mi interior. Les invito a que ustedes
hagan lo mismo y que se dejen llevar por
lo que “Desiderata” les haga pensar, sentir y recordar.
Lo primero que viene a mi mente, y que siento en mi corazón, es que “Desiderata” era como un resumen de mis principios
y valores de entonces. Aunque, también, puede ser que mis ideales se hubieran
conformando con las inspiraciones que había encontrado en ese escrito, y en
otros. Llegó a mí, durante esos años de la adolescencia, en los que tienes
propensión a los sueños, a los grandes proyectos, a querer cambiar el mundo, y deseas
que todo sea perfecto y maravilloso.
Siento pensar que, durante tiempo, muchas de estas ideas se hayan
desdibujado en mí, habiendo permanecido sólo algunas, que me han acompañado,
siempre. Supongo que era necesario que me perdiera un poco, que anduviera por otros
caminos, para luego regresar a unas cuantas directrices fundamentales.
En ocasiones, nos dejamos llevar por la vida misma. Hay tanto ruido a nuestro alrededor, y es tanta la confusión
existente, que nuestro interior desiste de ordenar los pensamientos y nos
olvidamos del gran valor del silencio, del reposo, la quietud, la meditación,
etcétera.
¡Qué importante es intentar llevarnos bien con quienes encontramos en
nuestro camino! A pesar de que, algunas veces, esto es casi imposible, ya que
no depende únicamente de nosotros. Abrirnos a otros, nos enriquece. Desearíamos que aquellas personas que son importantes para nosotros,
o que nos atraen por alguna razón, estuvieran cerca; que pudiéramos
comunicarnos con ellas, libremente.
He considerado que, cada cual, tiene su propia historia; y, todas
ellas, son igualmente importantes. He escuchado y valorado, con gran respeto,
las vidas de la gente sencilla, las cuales han sido, para mí, una fuente de
ejemplo y de inspiración.
Debo decir que, durante mucho tiempo, me costó expresar mi verdad,
compartir mi forma de ver las cosas, mis opiniones… De manera muy particular,
me sucedía con aquellas personas que parecían tener muy claro lo que querían,
aquellas que hablaban de forma categórica, con rotundidad, con vehemencia,
incluso. Tenía muy en cuenta lo que yo pensaba de las cosas, de las personas,
de los sucesos, pero todo ello lo guardaba en mi interior. He sido tan
respetuosa con lo que otros pensaban, y hacían, que llegaba a adaptarme a las
otras personas, dejando que su punto de vista prevaleciera, sin mostrarles que el
mío era diferente. No quería imponerles mi forma de ver las cosas, y en ese
intento, me había olvidado que mi parecer era tan importante como el de ellos.
Muchas veces, me he situado como en un segundo plano, observando lo que
ocurría, pero no siendo realmente partícipe. Afortunadamente, esto fue
cambiando, a partir de un momento determinado.
Hoy, siento que tengo mi propia voz. Y, que debo compartir con otros, lo
que llevo en mi interior.
Cuántas veces quisiéramos “huir”, o alejarnos, de ciertas personas
prepotentes o agresivas; o, de aquellas que creen que la vida gira en torno
suyo, siempre queriendo ser los protagonistas… Aprendamos a poner distancia con
respecto a ellas y no dejarnos influir por sus formas y por su discurso.
He visto los estragos que hacen las comparaciones; tanto cuando las hace
otra persona, como cuando las hacemos nosotros mismos. Lo de no compararme con
los demás es algo que está en mi mente desde pequeña. Especialmente, lo de no
creerme mejor, o más importante, que nadie. Lamentablemente, a veces no creía
en mí lo suficiente. Pensaba que otros tenían más estudios, habilidades,
conocimientos y experiencia que yo. No todos podemos sobresalir en todo, y cada
uno, parece que es más apto en ciertas áreas; mientras que puede ser bastante
negado en otras. Lo interesante, es encontrar esas actividades que nos
apasionan y a las que podremos dedicarnos con mayor intensidad.
Disfruta de tus éxitos, lo mismo que de tus proyectos. Buena máxima,
aunque hoy veo que esos éxitos se disfrutan mucho más cuando vienen precedidos
de unos sueños, unos planes y un esfuerzo por cumplirlos. Si no confías
plenamente en ti, y no valoras lo suficiente tus logros y tus esfuerzos, te
pierdes gran parte de la emoción. Un punto a tener en cuenta es que el camino
es muy importante y debemos disfrutar del trayecto mientras lo vamos
transitando. Hay personas que sólo muestran cierto interés por los resultados
finales, y cuando obtienen algo, no lo valoran suficientemente: se apresuran a
conseguir algo nuevo.
Sobre la historia de Desiderata:
“Desiderata” (del latín desiderata
"cosas deseadas", plural de desideratum)
es un poema muy conocido sobre la búsqueda de la felicidad, que puede llegar a convertirse en una filosofía
de vida, tal como sucedió con el movimiento hippie de los sesenta.
Actualmente, se reconoce que el poema fue escrito en 1927, por Max
Ehrmann, (1872-1945), porque, durante años, circuló la leyenda de que
su autor era un monje anónimo, perteneciente a la Parroquia de "Old St.
Paul's Church, Baltimore" en el mismo año de fundación de la misma (1692).
La imagen: es una pintura de
paisaje de Graham Gercken
Definitivamente, confiar en nuestro criterio; no sentirnos "menos" que nadie y aplcar esa frase de Antonio Machado "caminante no hay camino, se hace camino al andar" . Es decir disfrutar del presente, de lo q hacemos y no obsesionarnos tanto con el objetivo final.
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