lunes, 29 de febrero de 2016

“DESIDERATA”: Rescatándolo del baúl de los recuerdos




Desde hace varios meses, había estado pensando en compartir este poema con ustedes. Finalmente, me he decidido a hacerlo.

Para quienes ya lo conocían, será un volver a leerlo y recordar una época anterior, mientras que puede ser un descubrimiento para otras personas. Creo que “Desiderata” forma parte de mi historia personal, desde que yo tenía dieciséis años. Aunque ha estado durmiendo en mi interior durante mucho tiempo, me he dado cuenta que estoy en el camino de seguir sus indicaciones. Y me he alegrado mucho, por ello.


“DESIDERATA”

Avanza apaciblemente entre el ruido y las prisas,
Teniendo presente la paz que puedes encontrar en el silencio.

Hasta donde te sea posible, sin rendirte,
conserva buenas relaciones con todas las personas.

Expresa tu verdad tranquila y claramente;
y escucha a los demás,
incluso a los torpes e ignorantes;
ellos, también, tienen su propia historia.

Evita a las personas chillonas y agresivas,
ya que son vejaciones para el espíritu.

Si te comparas con los demás,
te volverás presuntuoso o resentido
pues siempre habrá personas mejores
y peores que tú.

Disfruta de tus éxitos,
así como de tus proyectos.

Mantente interesado en tu propia carrera,
por humilde que sea;
será tu patrimonio real,
en los tiempos en que cambie la suerte.

Sé cauto en tus asuntos de negocio,
porque el mundo está lleno de engaños.
Pero no dejes que esto te impida ver la virtud que existe;
muchas personas luchan por nobles ideales,
y por doquier la vida está llena de heroísmo.

Sé tú mismo.
En especial, no finjas afecto.
Tampoco, seas cínico en el amor;
ya que  en medio de todas las arideces y desencantos,
es tan perenne como la hierba.

Acata dócilmente el consejo de los años,
rindiendo elegantemente las cosas de la juventud.

Alimenta la fortaleza del espíritu
para que te escude ante los reveses repentinos de la fortuna
pero no te agotes con oscuras imaginaciones.
Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.

Más allá de una sana disciplina,
sé benigno contigo mismo.
Tú eres una criatura del universo,
no menor que los árboles y las estrellas;
tienes derecho de estar aquí.
Y, te resulte claro o no,
sin duda que el universo se desarrolla como debiera.

Por lo tanto, mantente en paz con Dios,
cualquiera que sea tu concepción de Él.
Y, sean cuales fueren tus ocupaciones y aspiraciones,
en la ruidosa confusión de la vida,
mantén la paz en tu alma.

A pesar de todos sus engaños, penalidades y sueños fallidos,
aún es un mundo hermoso.

Sé una persona alegre.
Esfuérzate por ser feliz.


Tiene tal fuerza este poema, y dice tantas cosas, que he estado dudando entre ceñirme al texto, o hacer mis comentarios al respecto, desde mi forma de ver la vida y desde mi historia personal. Me aventuro por este segundo camino, que es más arriesgado, pero, al mismo tiempo, creo que puede ser interesante. Al menos, será una forma de bucear en mi interior. Les invito a que ustedes hagan lo mismo y que se dejen llevar por lo que “Desiderata” les haga pensar, sentir y recordar.

Lo primero que viene a mi mente, y que siento en mi corazón, es que  “Desiderata” era como un resumen de mis principios y valores de entonces. Aunque, también, puede ser que mis ideales se hubieran conformando con las inspiraciones que había encontrado en ese escrito, y en otros. Llegó a mí, durante esos años de la adolescencia, en los que tienes propensión a los sueños, a los grandes proyectos, a querer cambiar el mundo, y deseas que todo sea perfecto y maravilloso.

Siento pensar que, durante tiempo, muchas de estas ideas se hayan desdibujado en mí, habiendo permanecido sólo algunas, que me han acompañado, siempre. Supongo que era necesario que me perdiera un poco, que anduviera por otros caminos, para luego regresar a unas cuantas directrices fundamentales.

En ocasiones, nos dejamos llevar por la vida misma. Hay tanto ruido a nuestro alrededor, y es tanta la confusión existente, que nuestro interior desiste de ordenar los pensamientos y nos olvidamos del gran valor del silencio, del reposo, la quietud, la meditación, etcétera.

¡Qué importante es intentar llevarnos bien con quienes encontramos en nuestro camino! A pesar de que, algunas veces, esto es casi imposible, ya que no depende únicamente de nosotros. Abrirnos a otros, nos enriquece. Desearíamos que aquellas personas que son importantes para nosotros, o que nos atraen por alguna razón, estuvieran cerca; que pudiéramos comunicarnos con ellas, libremente.

He considerado que, cada cual, tiene su propia historia; y, todas ellas, son igualmente importantes. He escuchado y valorado, con gran respeto, las vidas de la gente sencilla, las cuales han sido, para mí, una fuente de ejemplo  y de inspiración.

Debo decir que, durante mucho tiempo, me costó expresar mi verdad, compartir mi forma de ver las cosas, mis opiniones… De manera muy particular, me sucedía con aquellas personas que parecían tener muy claro lo que querían, aquellas que hablaban de forma categórica, con rotundidad, con vehemencia, incluso. Tenía muy en cuenta lo que yo pensaba de las cosas, de las personas, de los sucesos, pero todo ello lo guardaba en mi interior. He sido tan respetuosa con lo que otros pensaban, y hacían, que llegaba a adaptarme a las otras personas, dejando que su punto de vista prevaleciera, sin mostrarles que el mío era diferente. No quería imponerles mi forma de ver las cosas, y en ese intento, me había olvidado que mi parecer era tan importante como el de ellos. Muchas veces, me he situado como en un segundo plano, observando lo que ocurría, pero no siendo realmente partícipe. Afortunadamente, esto fue cambiando, a partir de un momento determinado.

Hoy, siento que tengo mi propia voz. Y, que debo compartir con otros, lo que llevo en mi interior.

Cuántas veces quisiéramos “huir”, o alejarnos, de ciertas personas prepotentes o agresivas; o, de aquellas que creen que la vida gira en torno suyo, siempre queriendo ser los protagonistas… Aprendamos a poner distancia con respecto a ellas y no dejarnos influir por sus formas y por su discurso.

He visto los estragos que hacen las comparaciones; tanto cuando las hace otra persona, como cuando las hacemos nosotros mismos. Lo de no compararme con los demás es algo que está en mi mente desde pequeña. Especialmente, lo de no creerme mejor, o más importante, que nadie. Lamentablemente, a veces no creía en mí lo suficiente. Pensaba que otros tenían más estudios, habilidades, conocimientos y experiencia que yo. No todos podemos sobresalir en todo, y cada uno, parece que es más apto en ciertas áreas; mientras que puede ser bastante negado en otras. Lo interesante, es encontrar esas actividades que nos apasionan y a las que podremos dedicarnos con mayor intensidad.

Disfruta de tus éxitos, lo mismo que de tus proyectos. Buena máxima, aunque hoy veo que esos éxitos se disfrutan mucho más cuando vienen precedidos de unos sueños, unos planes y un esfuerzo por cumplirlos. Si no confías plenamente en ti, y no valoras lo suficiente tus logros y tus esfuerzos, te pierdes gran parte de la emoción. Un punto a tener en cuenta es que el camino es muy importante y debemos disfrutar del trayecto mientras lo vamos transitando. Hay personas que sólo muestran cierto interés por los resultados finales, y cuando obtienen algo, no lo valoran suficientemente: se apresuran a conseguir algo nuevo.



Sobre la historia de Desiderata:

“Desiderata” (del latín desiderata "cosas deseadas", plural de desideratum) es un poema muy conocido sobre la búsqueda de la felicidad, que puede llegar a convertirse en una filosofía de vida, tal como sucedió con el movimiento hippie de los sesenta.

Actualmente, se reconoce que el poema fue escrito en 1927, por Max Ehrmann,  (1872-1945), porque,  durante años, circuló la leyenda de que su autor era un monje anónimo, perteneciente a la Parroquia de "Old St. Paul's Church, Baltimore" en el mismo año de fundación de la misma (1692).  





La imagen: es una pintura de paisaje de Graham Gercken



1 comentario:

  1. Definitivamente, confiar en nuestro criterio; no sentirnos "menos" que nadie y aplcar esa frase de Antonio Machado "caminante no hay camino, se hace camino al andar" . Es decir disfrutar del presente, de lo q hacemos y no obsesionarnos tanto con el objetivo final.

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