viernes, 20 de noviembre de 2015

La escuela de los animales: Una lección magistral de cómo debemos enseñar



Hasta ahora, nadie ha encontrado una fórmula para la enseñanza global. Por lo tanto, resulta crucial encontrar un buen maestro para nuestros niños.



Es posible que no hayan tenido la oportunidad de leer esta bonita e inspiradora fábula, “La escuela de los animales”, escrita por el Dr. R. H. Reeves. Tengo el placer de presentársela, aquí, convencida de que les encantará su lectura. Con toda seguridad, profundizarán en su contenido y la recordarán muchas veces, después de haberla leído.


La escuela de los animales 

Erase una vez, unos animales que decidieron hacer algo heroico para afrontar los problemas de un “nuevo mundo”, de modo que organizaron una escuela. Adoptaron un currículo de actividades consistente en correr, trepar, nadar y volar. Para hacer más fácil su impartición, todos los animales cursaron las mismas asignaturas. 

El pato era excelente en natación, de hecho, mucho mejor que su instructor, y obtuvo excelentes notas volando, pero muy malas, corriendo. Toda vez que su nivel en carrera era tan pobre, tuvo que quedarse, después de las clases, para entrenarse a correr, sacrificando, por ello, la natación. Esta situación se mantuvo hasta que sus dedos palmeados se lastimaron gravemente, lo cual supuso que bajara a un nivel mediocre en natación. Pero, su nota media era aceptable en la escuela, de modo que nadie se preocupó, excepto el propio pato.

Corriendo, el conejo comenzó siendo el primero de la clase, pero sufrió una depresión nerviosa, a causa de los esfuerzos que tuvo que hacer en natación.

La ardilla era excelente trepando, hasta que empezó a sentirse frustrada, en la clase de vuelo, porque el maestro la hacía subir desde el suelo, en lugar de bajar desde la copa del árbol. A causa del sobreesfuerzo, tuvo muchos calambres, por lo que le pusieron un “suficiente” en trepar y un “insuficiente” en correr. 

El águila era una criatura problemática y tuvo que ser severamente corregida. Trepando a la copa del árbol, ganaba a todos los de la clase, pero insistía en hacerlo a su manera.

Al final del curso, por haber obtenido el promedio más elevado, el discurso de despedida le correspondió a una singular anguila que era una pasada nadando, aunque también podía correr, trepar  y volar un poco.   

Los perritos de las praderas quedaron fuera de la escuela y reclamaron no haberse podido matricular al no haber incluido, los administradores, la construcción de zanjas y túneles, entre las asignaturas. Dejaron a sus  cachorros, en período de prácticas, con el tejón y, más tarde, se juntaron con las marmotas y los topos para crear una exitosa escuela privada. 

Esta historia nos habla de la enseñanza y el aprendizaje en la escuela. Aquí, les invito a que piensen en la posibilidad de utilizar esta fábula, en casa, para la educación de nuestros niños. Lo más importante será captar y evaluar la diferencia de habilidades en nuestros hijos. Reconoceremos los esfuerzos que hacen para alcanzar sus objetivos, teniendo en mente las diferentes aptitudes que, cada uno de ellos,  posee.

No podemos exigir a todos nuestros hijos que hagan lo mismo, o que den el mismo tipo de respuestas, si queremos hacer justicia. No debemos forzar a nuestros niños a que vivan de acuerdo a un modelo que, erróneamente, hemos preparado para ellos. Es conveniente que les animemos a desarrollar sus mejores habilidades. Haciendo esto, les servirá como fuente de motivación para mejorar en otras áreas donde sus expectativas no son tan elevadas.










3 comentarios:

  1. Esta fábula es una estupenda enseñanza, para que los padres seamos conscientes que cads niño es un mundo y como ser individual tiene sus propios potenciales, que deben ser estimulados para poder sacar lo mejor de ellos.. Cuantos potenciales exitosos se han quedado en medio del camino frustrados ... M¡aravillosa fábula Magdalena. Me ha encantado!

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    1. Paloma, me alegra saber que te ha gustado. Muchas gracias por todos tus comentarios.

      Es cierto, sin ese apoyo respetuoso, el camino de los niños y jóvenes es más arduo, y muchos no logran desarrollar gran parte de sus singularidades.

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  2. Gran mensaje, perdemos la vida adoctrinando cuándo es tan fácil permitirle a cada quién desarrollar sus habilidades para ser feliz el resto de su vida

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