domingo, 14 de febrero de 2016

Objetivo irrenunciable: el amor independiente




En este escrito que tengo el placer de someter a su consideración, quiero compartir con ustedes algunas ideas de Lorraine C. Ladish, extraídas de su libro “Más allá del amor. Amistad, afecto y compromiso”.

Me centraré en un capítulo titulado: Amor codependiente versus amor independiente. No obstante, invertiré el orden que la autora establece, refiriéndome aquí a las Características del amor independiente, lo cual ha de permitirnos navegar a través de los mares en calma, proclives a lo positivo y lo deseable. En un escrito diferente, me referiré a las Características del amor codependiente, que es un término que adopta la escritora, aunque no está registrado por la Real Academia Española de la Lengua.

Como expresé en un artículo que publiqué, hace algún tiempo, sobre el amor dependiente, procuraré no referirme, en exclusiva, al amor de pareja, ya que considero que todos los afectos, de la índole que sean, deben ser independientes, y no estar sometidos a la esclavitud de la dependencia emocional. A continuación, me referiré a algunos de los atributos más relevantes del amor independiente:


Permite el crecimiento individual.

En el amor independiente, cada uno tiene la suficiente confianza en sí mismo, como para permitir que el otro haga lo que sea preciso para crecer como individuo. Tendrán que adquirir compromisos de trabajo, o de estudio, los cuales podrán requerir de viajes y desplazamientos. Afrontarán la lógica separación física que eso comportaría. Deberán relacionarse con otras personas, y fortalecer aquellos vínculos que deseen conservar. Ambos, proyectarán su vida profesional adecuadamente, sintiendo que forman parte de un mismo equipo, y que pueden confiar, el uno en el otro.

Resalta las mejores cualidades de cada uno.

Cuando ambos se sienten con el mutuo y franco aliento, gozan de un mayor estímulo para su personal superación. Si se tratan con respeto y se dan muestras de apoyo y de cariño, es natural que respondan de la misma manera. Y si se valoran y se animan mutuamente, es normal que, ambos, tengan más ganas y más energía para desarrollar sus aptitudes, sus aficiones, su trabajo, etcétera.

Acepta el cambio. Está abierto a lo que decidan y pacten.

Sabiendo que las dos partes se desean lo mejor, aceptan los retos que se les presentan. Son conscientes de que deben afrontar los cambios y, que cualquier situación pactada es válida, cuando se ponen mutuamente de acuerdo.

Fomenta la evolución de la relación y de sus componentes.

Cuando uno se siente seguro de sí mismo, y de la persona a la que ama, es capaz de dejar que el otro evolucione y cambie, si es preciso, sin temor a perderle por ello. La capacidad de adaptación al cambio y a la evolución es importante para evitar que la relación se estanque.

Hay intimidad y acercamiento.

Ambos, sienten la absoluta confianza para mostrarse como son; incluso,  para poder mostrarse vulnerables, entre ellos. Pueden compartir temores, momentos buenos y malos. Pueden confesarse dudas, sin miedo a que alguno se aproveche de la debilidad del otro. Sin que asome el menor sentimiento de envidia, por el éxito alcanzado por el otro.

Permite la libertad de comunicar los deseos individuales.

Sienten la confianza de poder decirse lo que quieren, y cuando quieren, directamente, sin tapujos ni manipulaciones. Y a la vez, sienten la libertad de decir “no” cuando se les pide algo que no les es posible dar en ese momento, o que no es de su agrado. El hecho de poder comunicar lo que desean, no garantiza que lo obtengan, pero fomenta una buena comunicación.

No busca el amor incondicional.

El amor incondicional significaría que, hagamos lo que hagamos, por malo, doloroso o rastrero que sea, el compañero, amante o amigo nos querría de igual manera.

¡Y viceversa!

Muy distinto es saber que queremos a la otra persona tal como es, con lo bueno y con lo no tan bueno. Pero, seguir amando cuando te hacen daño, o cuando esa persona te impide crecer, avanzar y ser feliz, eso ya es otra cosa. En el fondo, es un no querernos y respetarnos lo suficiente. Cuando nos sentimos bien, el único amor incondicional que necesitamos, y que nos es posible obtener, es el que nos concedemos a nosotros mismos.

Acepta un determinado grado de compromiso.

En aquellas relaciones en las que hay dependencia emocional, el hecho de aceptar un compromiso, ya sea de tiempo, de dedicación, o de fidelidad, parece implicar una pérdida de libertad, o de identidad. Uno puede sentir que se ahoga dentro de la relación. En cambio, las relaciones independientes otorgan un significado totalmente distinto al término compromiso, convirtiéndose en un deseo que nos incita a compartir nuestros sentimientos con el otro ser. Le otorgamos un espacio, un valor en nuestra vida y empezamos a sopesar cómo le afecta aquello que hacemos. El compromiso nos vuelve más generosos, y amplía nuestra mente y nuestros horizontes.

Ambas partes tienen una buena autoestima.

Para la autora, esta es quizás una de las características más importantes. Ambos se sienten a gusto consigo mismos, aunque eso no implica que permanecerán siempre igual. No necesitan demostrar nada a nadie, ni que nadie les muestre su valía. Siempre habrá espacio para aprender, y para que cada uno modifique, en sí mismo, lo que crea conveniente y necesario. No podemos, ni debemos intentar cambiar a otra persona. Cada uno va a su propio ritmo, tiene sus prioridades, y su forma de ver lo que sucede.

En el amor dependiente el sentimiento de bienestar de alguien puede variar de acuerdo a la forma de actuar del otro. En el amor independiente la otra persona nos trata bien porque así le nace y porque nosotros no dejaríamos que fuera de otra manera, ya que nos queremos demasiado como para dejar que nos humillen o hagan daño.

Acepta la separación física. Se echan de menos, pero no les desequilibra.

Cuando confías en otra persona, y en ti mismo, puedes  echarla de menos si no está cerca, pero no estás obsesionado con él o ella. Es más, su recuerdo te produce placer y eres capaz de emplear el tiempo de la separación de forma productiva, en lugar de sumirte en un estado de agitación y ansiedad, fruto de la desconfianza.

Hay confianza mutua.

Hasta que no se demuestre lo contrario, depositan su confianza en la pareja, familiar o amigo, y así mismo, aceptan la responsabilidad de contar con la confianza del otro.

Hay intereses comunes. Buena comunicación.

Ambos, tienen deseos parecidos en lo que respecta a su relación.  Y si no es así, están dispuestos a hablar de ello, tomar decisiones y pactar. Tienen algunas metas comunes. La buena comunicación no significa contarse absolutamente todo, pero sí todo lo que pueda afectar a la relación. Y sobre todo hacer lo posible por entender al otro y no obcecarse en una postura, sin ceder y negociar algo que les venga bien a los dos.

Da sin esperar nada a cambio.

Se ayudan y colaboran sin estar esperando nada a cambio. No llevan la cuenta de lo que han hecho por el otro, y no se ayudan por motivos retorcidos. Lo hacen porque se quieren y les satisface verse felices. Cuando tienes la sensación de que tu pareja también hace las cosas porque le produce placer verte contento y complacido, eso te impulsa a dar más aún.

Produce más gozo que dolor.

El amor independiente y saludable contribuye a nuestra felicidad, no a nuestra desdicha. Todas las relaciones pueden atravesar momentos malos y dolorosos, pero si se alimentan exclusivamente de ellos, es mejor abandonarlas.

El amor independiente contribuye a una sensación prolongada de bienestar y de plenitud. Proporciona placer continuado en el tiempo.

Tiene altibajos pero se caracteriza por la estabilidad.

A pesar de los momentos buenos y malos que se presentan en la vida, sienten que, generalmente, la relación se encuentra en un término medio: no produce euforia, seguida inevitablemente de un bajón depresivo. Es una relación pausada, agradable, que te aporta bienestar, confianza, estímulo… La estabilidad puede resultar aburrida, si la vemos desde fuera, pero es gratificante y edificante, cuando la vives y la disfrutas.


Posiblemente, el lector encontrará a faltar algún otro atributo a la larga lista de los que aquí se han mencionado. Sin embargo, pienso que la relación de todo cuanto hemos apuntado es suficiente para darnos una idea de cuál es la verdadera naturaleza de lo que entendemos por amor independiente.



Nota aclaratoria: lo que se entiende por relaciones independientes, en este escrito, tiene mucho que ver con el concepto de "Interdependencia" al que se refiere Stephen S. Covey en "Los siete hábitos de la gente altamente eficaz”. 



Para ver el artículo sobre las Características del amor codependiente, accede al blog, a “Las cadenas de Afrodita”, mediante el siguiente enlace:



2 comentarios:

  1. Gracias Magdalena, este artículo y muy interesante y muy orientativo.Leyendo el mismo llegas a darte cuenta que puedes haber llegado a ser demasiado controlador con las personas que quieres. Comienzas a darte cuenta que inconscientemente, cortas las alas del otro para sentirte seguro y eso es un gran error. Con algunas personas comunicar tus angustias no resulta fácil, pese a que consideras que era un interlocutor vàlido, y descubres que ese amor que considerabas independiente, no es real. Se convierte en un "Estás conmigo o contra mí"No existe el termino medio y en ese caso lo mejor es dejar a esa persona y aquellas que confundan AMOR con CONTROL. Con la tiranía, TOLERANCIA CERO. Si sabes respetar los cambios y evolucion de esa persona, sabrás que eso si es un AMOR INDEPENDIENTE.

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    1. Paloma, perdona no haber respondido antes a tu comentario. Se me pasó, sin verlo o responderlo. Hoy, al releer el escrito, vi que no te había hecho ningún comentario.

      El punto que tocas, el de comunicar angustias, es un tema difícil. Son pocos los que nos podrán escuchar, de forma comprensiva... Creo que, al común de las personas, les cuesta escuchar lo negativo, lo doloroso. No sé si puede ser por falta de empatía, de interés por lo que les comunicamos o, algunas veces, porque les remueve sus propios fantasmas... Habrá que revisar este listado de vez en cuando... Para ver si vamos por un camino que nos lleve a unas mejores relaciones interpersonales.

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