Pensando en las distintas
maneras que los humanos tenemos de enfrentarnos a las situaciones que la vida
nos plantea, vinieron a mi mente tres grandes grupos de personas. No se trata
de grupos estancos, ya que se intercomunican, y tienen nexos de unión entre sí.
Hay personas algo
inestables, cuyos pensamientos y forma de actuar son cambiantes. Parecen como
veletas que se mueven por la vida según las circunstancias, las personas y el
ambiente que les rodea; no parecen tener un núcleo central firme.
Sufren, de forma particular,
cuando se encuentran con dificultades, o con los reveses que la vida les
presenta. No han desarrollado una fortaleza de carácter, y no tienen a mano las
herramientas necesarias para hacer frente a las dificultades. Se conocen poco a
sí mismas, y están a merced de otras personas y de aquello que les
suceda.
Otras, en cambio, perfilan
su vida con mucha precisión, paso a paso, de acuerdo a los valores que han
asumido como pautas a seguir. Son capaces de enfrentarse a los problemas que se
les presentan y, normalmente, salen airosas y fortalecidas. Poseen un buen
conocimiento de sí mismas.
Son como árboles fuertes,
con sus raíces bien asentadas en la tierra. Pueden adolecer de flexibilidad
para bandear algunos temporales, situaciones, o circunstancias que se salgan de
lo que habían previsto.
Es posible que rechacen todo
aquello que se aleja de lo que han planeado y diseñado para sí mismas, y para
sus vidas. Utilizan mucha energía y esfuerzo en intentar que todo encaje a la
perfección, cosa harto difícil cuando la vida es cambiante. Se encontrarán,
probablemente, con personas muy diferentes, y con otros valores, matices, y
formas de ver el mundo.
Sería interesante averiguar
lo que tales diferencias aportarían a sus vidas, y lo que podrían aprender del
intercambio con quienes se salen de sus esquemas habituales.
Existen otras personas que
van construyendo su día a día, valiéndose de unos valores y principios que
orientan sus vidas: les sirven de guía en la toma de decisiones. Son bastante
más flexibles que el grupo anterior, y más firmes que el primero. Manifiestan
una buena capacidad para comprender a personas muy diferentes, y saben cómo
adaptarse para poder convivir o interactuar con ellas.
Corren el peligro de ser
algo “acomodaticias”, perdiendo, en ocasiones, parte de su identidad en favor
de su adaptación a quienes son importantes para ellas.
Lo deseable es que logren
compaginar la fidelidad a sí mismas -a esos pocos puntos inamovibles e
irrenunciables-, con la capacidad de comprender y entender a quienes se
relacionan con ellas, extrayendo las importantes lecciones que las experiencias
les van brindando.
Podrán ir profundizando en
el conocimiento de sí mismas, limando aristas, descubriendo facetas
ocultas u olvidadas, y creciendo con la riqueza de matices que les brinda
el conocer a personas diferentes.
Son flexibles como los
juncos. Pueden parecer débiles, pero son capaces de enfrentarse a grandes
adversidades; sin quedar destruidas, sino transformadas.
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ResponderEliminarEn ese tercer grupo, se podría llegar a la conclusión que es en el que más se adapta a mi, pese a que he de mejorar, aun, esa parte en la que nuestra experta apunta sobre el peligro de perder algo de nuestra, identidad pues de he de seguir limándola. Gracias Magdalena por tu orientación y comprensión.
ResponderEliminarTambien encajo en el tercer grupo, vivo el dia a dia, aprendo y me nutro de las personas que conozco. Cuando alguien tiene un problema tiendo a olvidarme de mi y de los mios me parece que el otro esta sufriendo igual o mas que yo. A veces, esto no es bueno para mi salud emocional, pues callo mis penas y me olvido que yo tambien necesito que me atiendan. Muchas veces me cuesta trabajo hablar de lo mio, creo que estoy cargando al otro con mis problemas.
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