viernes, 10 de julio de 2015

Con la mudanza a cuestas



Me han llamado la atención las reflexiones de la autora sobre un tema tan complejo. Quisiera decir que me han hecho pensar en mi experiencia personal, al haber residido, a lo largo de mi vida, en distintos pueblos, ciudades y países. Para nada, pretendo hacer referencia a la enorme problemática humana, que la emigración supone; quizás, me atreva a hacerlo en una próxima ocasión.

Desde pocos meses antes de que yo naciera, estuve predestinada a tener que afrontar innumerables cambios de residencia, pues mi familia, con mis padres y mis hermanos mayores al frente, decidieron abandonar la ciudad costeña en donde vivían y trasladarse a la capital. Significó un importante cambio en su forma de vida porque, en la mayoría de los países -y aquel del que yo provengo no es una excepción- existe una gran diferencia de idiosincrasia y de costumbres, entre las gentes del interior y las que habitan junto al mar. A este traslado, le sucedieron muchos otros, el primero de ellos, siendo yo una niña de apenas cinco años, el cual supuso la residencia en un país extranjero, de habla inglesa, un idioma muy distinto al mío.

Normalmente, las personas acostumbran a residir, estudiar y trabajar en el lugar donde han nacido. Suele ser en su ciudad natal, en donde se proyectan personal y profesionalmente. Por el contrario, la historia de otras personas, entre las que yo me encuentro, ha sido un continuo vivir con la mudanza a cuestas.

Estos cambios contribuyen al crecimiento personal, son una forma de ampliar los horizontes existenciales, de abrirte a personas bien diferentes, y de ir obteniendo lo positivo de cada lugar, de sus costumbres y su cultura. Adquieres nuevos conocimientos, experiencias y amistades.

Así mismo, tengo que reconocer que no todo es de color de rosa, y estos traslados también pueden tener sus claroscuros. A continuación, me referiré a la frase de Isabel Allende,  explicaré en qué estoy de acuerdo, y en qué no; y cómo podemos utilizar estas experiencias a nuestro favor.

"Aprendí pronto que al emigrar se pierden las muletas que han servido de sostén hasta entonces, hay que comenzar desde cero, porque el pasado se borra de un plumazo y a nadie le importa de dónde uno viene o qué ha hecho antes."  (Isabel Allende)

Es cierto; te faltan las muletas. Cuando llegas a un sitio nuevo, en el que ya no tienes el grupo de apoyo que tenías en tu tierra, todo es nuevo, diferente, y debes buscarte tú mismo la vida. Por otro lado, tendrás que adaptarte al lugar al que llegas, relacionarte e ingeniártelas para obtener los recursos que te hagan falta -contactos, amistades, vivienda, trabajo, habilidades, conocimientos, ideas novedosas, etcétera- para salir adelante en ese nuevo entorno.

Difiero un tanto en lo de que hay que comenzar de cero, ya que presupone que nuestra vida anterior desaparece y tuviéramos que empezar desde el principio. Esto no es así, la vida es una acumulación progresiva de conocimientos, experiencias y vivencias, y estas no se borran. En ocasiones, puede haber una ruptura bastante marcada con respecto a la vida anterior y un empezar de nuevo. Aquí, lo importante es que no nos olvidemos de lo que hemos aprendido y vivido anteriormente, que obtengamos de ahí recursos, y fortalezas, para emprender las nuevas etapas y los retos que se nos van presentando en la vida.

No estoy del todo de acuerdo en que a nadie le importa de dónde uno viene o qué ha hecho antes. En todas partes encontrarás quienes sí se interesan por ti y por lo que has hecho, por lo que haces y lo que quieres hacer; y los que son indiferentes a los demás, a sus vidas, problemas y vivencias. Busquemos personas que nos aprecien, que nos valoren; con los que podamos pasar buenos momentos y obtener aprendizajes valiosos para nuestra vida.

En ocasiones, debido a un cambio de criterio que se produce en ti, a consecuencia de nuevas vivencias, logras entender cómo te afectaron acontecimientos que se produjeron mucho tiempo antes.

Debemos asumir nuestro pasado y nuestro presente, recordando lo que nos ha conducido hasta el día de hoy, lo que ha contribuido a que seamos como somos. Tomar lo bueno de cada etapa y de todo lo vivido, liberándonos de las creencias que nos limitan, de los miedos y de los obstáculos que nos imponemos a nosotros mismos.

Tomándome la libertad de discrepar del mensaje, quiero evitar comenzar desde cero, olvidarme de mi pasado y de todo lo que me ha aportado y enseñado. Lo incorporo a mi presente, aceptando la fortaleza que me infunde. ¡A mí sí me importa de dónde vengo y lo que hice antes! No lo quiero olvidar, y procuraré que forme parte de mi presente, y de mi futuro. 






4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Con mucho retraso, y con unos cuantos escritos más en este blog.... Recuerdo cuando vi tus mensajes y me preguntaba por bostonian, ¿quién era? Ya hemos tenido la oportunidad de comunicarnos más. Gracias por seguirme y por tus comentarios...

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  2. ¡Pienso igual! Cuando me repongo ( A veces me cuesta mucho ) de una experiencia negativa, la guardo en mi maleta. Una vez la he aceptado, intento desdramatizarla y colocarla en la parte más honda., por si he de acudir a ella como experiencia. Sobre estas coloco las positivas que dán mejor olor y ayudan a tirar para adelante.

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    1. Paloma, hoy veo tu comentario, y que no te lo respondí. Qué fallo. Me parece muy interesante lo que haces. Una vez que te repones de una experiencia negativa, la dejas tranquila, y la aparcas... La guardas, para recurrir a ella cuando sea preciso aprender algo más de esa experiencia... Es difícil ese trabajo de aceptar y quitar dramatismo a algunas situaciones dolorosas... Espero que esa experiencia anterior te ayude a ir superando las diferentes dificultades que se te irán presentando.

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