sábado, 25 de julio de 2015

Pongamos de moda la interdependencia




La interdependencia es la combinación de los propios esfuerzos con los de otros para lograr un éxito mayor.   

Desde hace un tiempo, encontramos muchas referencias en cuanto a la dependencia emocional, pidiendo un cambio hacia la independencia.

Yo misma, he escrito en este blog  varios escritos en referencia a la dependencia emocional, considerando que es algo que hace mucho daño a todas las personas involucradas.

No estoy de acuerdo en que nos mostremos como personas física, emocional o  intelectualmente dependientes de los demás. Debemos aprender a tomar las riendas de nuestra vida, de nuestras emociones y de nuestros pensamientos. Procuremos ser, hasta cierto punto, independientes. Pero, ¡me niego a que se haga de la independencia el gran paradigma de la felicidad y de la realización personal!

Es recomendable que vayamos más lejos en nuestro desarrollo personal, dando un paso cualitativo hacia la interdependencia.

Cuando nos quedamos en la independencia, podemos poseer habilidades bien desarrolladas, tener muchos conocimientos y un buen dominio de nosotros mismos. No obstante, habrá parcelas personales que no desarrollaremos plenamente y, con mucha probabilidad, nuestros objetivos se quedarán cortos.

Para lograr una mayor evolución personal y para conseguir algunas de nuestras metas, es importante y necesaria nuestra relación con los demás. Por otra parte, muchas actividades no las podemos llevar a cabo en solitario. Necesitamos de la colaboración de otros para lograr un bien común, para realizar muchas de las actividades cotidianas o para profundizar en nuestras relaciones de pareja, familiares, sociales, laborales...

Tenemos una dimensión social que no podemos ni debemos ignorar. Sería triste pensar que el fin de nuestra vida sea aprender a ser personas solitarias, que no tienen en cuenta a los demás, que no les importa lo que puedan sentir o hacer los otros, que sólo luchan por sí mismas, por conseguir sus propios objetivos, a quienes parece que lo único importante es ser independientes y que los otros dejen de ser dependientes. En ese saco parecen incluir a aquellas personas con las cuales se podría llegar a interactuar para obtener ciertos logros, así como cualquier tipo de afectividad y de relación entre personas que se quieren.

La interdependencia es necesaria para poder tener unas buenas relaciones interpersonales y para conseguir unos mejores, mayores y profundos logros en nuestra vida personal, laboral, social y familiar. Actuamos con lo mejor de nosotros mismos, junto a otras personas que también aportan su particular forma de ver la vida, con el propósito de conseguir determinados objetivos y bienestar para todos.

A continuación, me gustaría compartir con ustedes algunas de las ideas que  Stephen R. Covey expone en su libro “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”, las cuales, aunque conocidas por muchos, explican claramente los conceptos de dependencia, independencia e interdependencia, dentro de lo que él denomina el “continuum de la madurez”

Los seres humanos nacemos siendo totalmente dependientes de los adultos. Luego, poco a poco, a lo largo de los años, nos volveremos cada vez más independientes, física, mental, emocional y económicamente. Hasta que podemos, en lo esencial, hacernos cargo de nosotros mismos.

Quiero recalcar que el grado de independencia logrado por cada uno de nosotros puede ser muy diferente. Algunas personas se quedarán a medio camino, habiendo adquirido cierto grado de independencia en algunas áreas, aunque no en otras.

A medida que vamos creciendo y madurando, descubrimos que los más altos logros tienen que ver con las relaciones con los otros; que la vida humana también es interdependiente.

En el continuum de la madurez:

La dependencia es el paradigma del : tú cuidas de mí; tú haces o no haces lo que debes hacer por mí; yo te culpo a ti por los resultados…

La independencia es el paradigma del yo: yo puedo hacerlo, yo soy responsable, yo me basto a mí mismo, yo puedo elegir…

La interdependencia es el paradigma del nosotros: nosotros podemos hacerlo, nosotros podemos cooperar, nosotros podemos combinar nuestros talentos y aptitudes para crear juntos algo más importante.

Las personas dependientes necesitan de los otros para conseguir lo que quieren. No son dueñas de sí mismas. Necesitan de la ayuda de otros. Su valía, mérito y seguridad dependen de la idea que los demás tengan de ellas. No tienen confianza en sí mismas. Permiten que otras personas piensen y decidan por ellas. Desean que otros solucionen los problemas que ellas deberían resolver por sí mismas.

Las personas independientes consiguen lo que quieren gracias a su propio esfuerzo. Se desenvuelven por sus propios medios. Piensan por sí mismas. Pueden ser analíticas, creativas y organizadas. Se dirigen a sí mismas. Su valoración personal no está en función de lo que piensen los otros o de si las tratan bien o mal. 

Es fácil ver que la independencia es mucho más madura que la dependencia.  El paradigma social corriente entroniza la independencia. Es la meta confesada de muchos individuos y movimientos sociales. La mayoría del material acerca del autoperfeccionamiento pone la independencia sobre un pedestal, como si la comunicación, las relaciones interpersonales, el trabajo de equipo y la cooperación fueran valores inferiores.

Conviene señalar que gran parte del énfasis actual en la independencia es una reacción contra la dependencia: que otros nos controlen, nos definan, nos usen y nos manipulen.

El tipo de reacción que lleva a «romper las cadenas», «liberarse», «autoafirmarse» y «vivir la propia vida» revela a menudo dependencias más fundamentales de las que no es difícil escapar porque no son externas sino internas: dependencias como la de permitir que los defectos de otras personas arruinen nuestras vidas emocionales, o como la de sentirse víctima de personas y hechos que están fuera de nuestro control.

La independencia de carácter nos da fuerza para actuar, en lugar de que se actúe sobre nosotros. Nos libera de depender de las circunstancias y de otras personas, sin ser la meta final de una vida efectiva.

El pensamiento independiente, por sí solo, no conlleva un buen desempeño frente a la realidad interdependiente. Las personas independientes, sin madurez para pensar y actuar de manera interdependiente, pueden ser buenos productores individuales. No obstante, no serán buenos líderes ni buenos miembros de un equipo. No operan a partir del paradigma de la interdependencia, necesario para tener éxito en el matrimonio, la familia, la realidad empresarial, así como en muchas de las situaciones que se nos presentan día a día.

La vida, por naturaleza, es interdependiente. Tratar de lograr la máxima efectividad por la vía de la independencia es como tratar de jugar al tenis con un palo de golf: la herramienta no se adecua a la realidad.

El concepto de interdependencia es mucho más maduro, más avanzado. 

Si soy físicamente interdependiente, soy capaz y dependo de mí mismo, mientras que también comprendo que tú y yo trabajando juntos podemos lograr mucho más de lo que yo puedo lograr por mí mismo, incluso en el mejor de los casos.

Si soy emocionalmente interdependiente, obtengo dentro de mí mismo una gran sensación de valía, pero también reconozco mi necesidad de dar y de recibir amor, de relacionarme profundamente con otras personas. 

Si soy intelectualmente interdependiente, comprendo que necesito mis propios pensamientos con los mejores pensamientos de las otras personas. 

La interdependencia es una elección que sólo está al alcance de las personas independientes. Por consiguiente, corresponde a las personas dependientes establecer una carrera para adquirir el carácter necesario, siendo dueñas de sí mismas, logrando el mayor grado de confianza posible, así como un desarrollo y dominio personales que les permita tomar las riendas de su propia vida.



Bibliografía:

COVEY, Stephen S., “Los 7 hábitos de las personas altamente efectivas”.


Imagen de: Ordenes del amor, www.ordenesdelamor.org





4 comentarios:

  1. Solo a través de la interdependencia podremos crear nuevas realidades sociales!

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    1. Perdona, Ame. hasta ahora veo tu comentario, mucho tiempo después, cuando me dispongo a volver a publicarlo, con unas pequeñas modificaciones.

      Necesitamos mucha interdependencia. Muchas personas se han vuelto muy individualistas y no se dan cuenta que todos conseguiríamos mucho más si colaboramos con otros.

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  2. Soy consciente que he de alcanzar la independencia para poder llegar a la ideal interdependencia. Trabajo para pasar por la independencia como puente y asi llegar a la interdependencia. En el término medio está la virtud y el equilibrio.

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    1. Paloma, espero que en estos meses hayas conseguido una mayor independencia y que así te puedas asomar a la riqueza que nos brinda la interdependencia... Aquí, más que término medio, nos referimos a ese continuum de la madurez, que partiendo de la total dependencia de los bebés, vamos adquiriendo una progresiva independencia y luego podremos acceder a la interdependencia deseable.

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