Un amigo me pidió que escribiera un artículo sobre el
tema de la dependencia emocional, para publicarlo en mi blog en inglés, ya que
le interesaba compartirlo con una amiga.
He pensado que, también a ustedes, les pueda interesar
recordar algunas ideas básicas al respecto, por lo que me he permitido
presentarles la versión equivalente, en español.
Podemos afirmar que somos emocionalmente dependientes
cuando dos de nuestros más importantes pilares para alcanzar la felicidad -como
son nuestros sentimientos de seguridad y de valía personal- se encuentran a
merced de la aprobación, la atención y el amor de otra persona.
De igual manera, cuando dejamos de perseguir lo que
nos hace disfrutar de la vida, lo que nos da seguridad y fortalece nuestra
autoestima. Cuando nuestro mundo se empequeñece y cuando estamos convencidos de
que lo que necesitamos, es lo que la otra persona nos pueda dar. Cuando no
tenemos confianza en nosotros mismos, en nuestra capacidad para poder alcanzar
gran parte de lo que deseemos.
En caso de que decidamos depender de otros, estamos
renunciando al amor y al respeto por nosotros mismos, así como a muchos
elementos que forman parte de nuestra propia esencia. Hacemos todas estas
cosas, con tal de permanecer cerca de ellos, o por el deseo de conservar lo
positivo que estas personas puedan proporcionarnos. Como contrapartida, dejamos
de desarrollar aptitudes y habilidades, las cuales podrían ayudarnos a ser
menos dependiente, paradójicamente.
La dependencia emocional es una adicción y es difícil superarla. Algunas veces, ni siquiera la
reconocemos como algo que está mal, pues está muy extendida en la sociedad. Muchas
de las canciones que escuchamos, gran número de las películas que vemos, muchos
de los libros que leemos, así como la educación que hemos recibido, parecen
decirnos que el verdadero amor debe ser dependiente. No importa si nos
referimos al amor de familia, al amor a los padres, al amor de pareja o al que
profesamos a los amigos.
Desear algo, con todas nuestras fuerzas, no es malo.
Pero, es un terrible error, convertirlo en imprescindible. El problema se
presenta cuando somos incapaces de renunciar a esta persona y damos continuidad
a la relación. Incluso, aunque todo parezca indicar que deberíamos alejarnos de
ella.
Desgraciadamente, muchas personas piensan que no vale
la pena vivir si no gozan de la atención, la aprobación y el amor de la persona
a la cual están apegadas. Se sienten realmente mal cuando notan el
distanciamiento y, aún mucho peor, cuando la otra persona les abandona. Es
entonces, cuando sufren algo parecido a un síndrome
de abstinencia; demostración irrefutable de que existe dependencia
emocional.
To read it in English:
http://letushaveanicedaytoday.blogspot.com.es/2016/03/when-are-we-emotionally-dependent.html
Real como la vida misma. La droga aceptada y alimentada por una sociedad que casi la bendice y venera. Es lo malo de la dependencia emocional, que está bien vista y llega a cegar a los dependientes. Me ha encantado Magdalena
ResponderEliminarDesafortunadamente, la dependencia está demasiado extendida... Debemos ser conscientes de su existencia. Procurar evitarla en nosotros mismos y ayudar a las personas cercanas, cuando sea posible,para no seguir alimentando actitudes de apego, y nos responsabilicemos de nuestras propias vidas.
Eliminar