martes, 27 de junio de 2017

No todas las personas que parecen pasivas, realmente lo son



Hay personas que pueden parecer pasivas por no responder a su ambiente, por no oponerse a lo que ven, a lo que reciben, a lo que les enseñan… Aunque pudiera ser que tales comportamientos no constituyan una forma expresa de pasividad.

No son personas miedosas, no cambian su forma de pensar para dar gusto a otros, no adoptan unos valores diferentes a los que ellos consideran que son fundamentales. Sueñan con la posibilidad de que las personas cambien, que sean más amorosas y que se preocupen por quienes están a su alrededor. Se sienten muy mal ante las injusticias y también cuando constatan que hay quienes utilizan la agresividad contra los indefensos. Observan a las personas y deciden cuáles son los modelos que no quieren imitar y cuáles admiran por su forma de tratar a los demás.

Me refiero a esos seres que, desde pequeños, son conscientes de ser diferentes de aquellos individuos con los que habitualmente se relacionan. Presienten que, por mucho que quieran, algunas de sus necesidades, ya sean intelectuales, psicológicas o emocionales, tendrán pocas posibilidades de ser satisfechas por quienes están cerca de ellos. Tendrán dificultades en mostrarse ante los demás como a ellos les gustaría ser. Se les pondrán obstáculos para evitar que puedan actuar de forma diferente a lo que esperan sus educadores, quienes difícilmente estarán de acuerdo en que convivan con personas con las cuales pudieran explorar nuevos territorios.

Son entes que aprenden a adaptarse al ambiente en el que viven, a no oponer mayor resistencia, como una forma de sobrevivir, de protegerse ante el rechazo e incluso para evitar la agresividad de quienes no aceptarían que actuaran de manera distinta a la esperada. Estos individuos, que pueden ser etiquetados como pasivos, tienen una gran fuerza interior. Son como los árboles cuyas raíces y tronco se van fortaleciendo esperando el momento propicio para abrirse paso entre el tupido bosque.

Esto me recuerda algo que es importante tener presente cuando nos referimos a la asertividad. No siempre es bueno decir lo que se piensa, ni oponerse a determinadas personas. Ni siquiera será factible definir unos límites. A veces, lo mejor será pasar desapercibidos, en lo posible. Al menos, mientras encuentran su lugar. Hasta que se sientan seguros y respaldados por personas que comprenden su punto de vista y lo respetan. Cuando sepan que pueden mostrarse tal como son, aunque no sean del agrado de todo el mundo, bastándoles aquellos que estén de acuerdo con lo que dicen o hacen.

Los hay que, desde su más tierna infancia, se enfrentan abiertamente contra el  mundo. Puede salirles bien, o no. Es posible que esa forma de rebelarse termine pasándoles factura, teniendo graves consecuencias en su desarrollo posterior, en forma de inadaptación y dificultad para establecer relaciones afectivas duraderas. Aunque, es posible que esta oposición abierta y prematura no sea tan efectiva como la del que no descubre sus cartas hasta mucho tiempo después.

Esta otra persona, la que parecía que se adaptaba a todo y lo aceptaba de forma sumisa,  habrá tenido más tiempo para madurar, para tener claro lo que quería para su vida y lo que no deseaba, ni para ella ni para los demás. Habrá tenido experiencias que le han llevado a conocer personas de otros lugares y otras formas de pensar. Sin duda alguna, se habrá distanciado del ambiente de la infancia y de su juventud, que eran como muy absorbentes y dominantes. Habrá ido desarrollando su propia fortaleza, conservando los valores que, para ella, son indispensables.

Conviene no tomar a la ligera el comportamiento de algunas personas que son como más silenciosas y cuya vida puede pasar desapercibida para muchos. Con seguridad, irán desarrollando esa riqueza interna que nos sorprenderá algún día.






Imagen encontrada en Internet y modificada para el blog:

http://imagenesbonitas.bosquedefantasias.com/wp-content/uploads/2015/12/im%C3%A1genes-educativas2.jpg







1 comentario:

  1. Posiblemente la mayoría de las personas pensamos que una persona pasiva, sea aquella que no tiende a involucrarse con nada. Y muy posiblemente sea así. Pero gracias a este artículo has hecho ver a una gran mayoría, que si decides no actuar, callar y/o alejarte de algo, es porque se toma un comportamiento pasivo en determinadas circunstancias. Eso no implica que se tenga actitud pasiva por naturaleza.

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