sábado, 24 de junio de 2017

El azar y la necesidad de control: los beneficios de estar abiertos a lo imprevisto



Quisiera referirme a la aparición del azar, como contrapunto al deseo y a la necesidad de comprender y tener bajo control lo que nos ocurre; incluso, aquello que pueda suceder a otras personas.

Mientras revisaba algunos de los escritos que he ido compartiendo a lo largo de los últimos años, era cada vez más consciente de que había publicado textos similares, en repetidas ocasiones, lo cual, me llamaba mucho la atención. Parecía que se tratase de mensajes que conviniera tener siempre presentes y sobre los que fuese necesario profundizar, de vez en cuando.

El denominador común de la mayoría de ellos era que contenían experiencias que se repiten una y otra vez, hasta que somos capaces de extraer las enseñanzas que necesitamos para poder seguir avanzando en la cumplimentación de nuestros objetivos.

Porque, el azar, aparece de la manera más insospechada, sin hacer ningún ruido ni darse la más mínima importancia. Como podría ser el hecho de escoger un libro, para cuya elección se siguen criterios aleatorios, cuando no absolutamente caprichosos. Eso fue lo que me ocurrió, hace poco, cuando estaba buscando uno que fuera liviano, para llevarlo en mi bolso y leerlo, mientras fuera en el autobús. Curiosamente, no escogí el libro por su título, por el autor o por la temática que tratara. La obra de Joaquín Lorente, “Piensa, es gratis” estaba en mi librería y no la había leído; a pesar de que hubiesen transcurrido unos seis años, desde que me la regalaran. Había estado hojeando el libro en un par de ocasiones y lo había dejado en el mismo lugar de la biblioteca. Pareciera que algunas obras se resistiesen a ser leídas. Hasta que les llega el día preciso, aquel en el que recibes con gusto la información que el autor ha querido compartir con sus lectores.

Para mi sorpresa, encontré que Lorente, en uno de los capítulos de su obra, hacía referencia al azar, tema sobre el cual yo he venido escribiendo; intentando poner de relieve las casualidades y las cosas que suceden en un momento, y no en otro.

Es la estrella que se cruza en nuestro camino aunque, en ocasiones, nos pase inadvertida. Puede ocurrir porque hay momentos en los que no estamos en las mejores condiciones de sacar provecho de lo que se nos presenta, de forma accidental. Quizás, porque nos agrade tener una vida bastante ordenada, que deje poca cabida a lo que, gracias al azar, llega a nosotros. Si no logramos relacionar, con nuestro propio quehacer, aquello que ocurre por casualidad, la mayoría de las oportunidades pasarán de largo, sin llegar a suponer una  experiencia enriquecedora.

El autor se pregunta: “¿Qué es el azar?” Y, al propio tiempo, se contesta: “Es la conexión inesperada. Y toda conexión contiene y arrastra hechos y circunstancias que, a su vez, conectadas con las nuestras, abren nuevos espacios, posibilidades, conflictos u oportunidades.”

Con el fin de poder utilizar el potencial que el azar puede ofrecernos, podemos entrenar nuestra mente para descubrir la riqueza que, lo eventual, puede traer a nuestra vida o a nuestra labor profesional: conseguir que podamos estar abiertos hacia lo imprevisto y hacia lo que había pasado inadvertido.

Es una actitud muy diferente a la que mostramos cuando nos aferramos a la necesidad de controlar o de hallar una explicación lógica a lo que ocurre, deseando captar aquello cuya comprensión se escapa de nuestras manos. Nos sorprenderemos haciendo gala de nuestra imaginación para relacionar los hechos, los pensamientos y las emociones desde diferentes puntos de vista, aunque los esfuerzos invertidos no den los frutos esperados.

Hasta que llega un momento en el que decidimos rendirnos y aceptar que algunas cosas son como son y que es mejor no seguir hurgando en ellas. Dejamos a un lado la necesidad de control, la inseguridad que nos produce el no disponer de toda la información que desearíamos tener y dejamos de rebelarnos contra lo que no es de nuestro agrado ni se corresponde con nuestras expectativas.

Cuando nos rendimos a la evidencia de que no podemos seguir intentando comprender lo que acontece, poco a poco, nos encontraremos más tranquilos y relajados. Ese estado mental de mayor apertura y serenidad nos permitirá ver lo que antes permanecía oculto. Encontraremos lo que estaba frente a nosotros pero no deseábamos reconocer. Comenzaremos a descubrir conexiones en aquello que no parecía tener ninguna relación con nosotros.

Así, nos daremos cuenta que estábamos equivocados en algunas de nuestras apreciaciones y en las conclusiones a las que habíamos llegado. Nuestra mente estará abierta a nueva información, la cual, nos llevará a explorar caminos desconocidos para nosotros. El azar tomará parte en todo ello, por lo que sería deseable que nos tuviera a nosotros como aliados y no como seres que rechazan cualquier intromisión en su forma acostumbrada de pensar o de obrar.

No actuemos como esas personas que invierten gran parte de su vida en tener todo bien atado, en saber cómo son y en construirse a sí mismos de acuerdo a como ellos piensan que debe ser su vida, siguiendo las pautas que han recibido de sus familiares y educadores. Les será difícil aceptar los imprevistos y, por ello, en caso de presentarse, procurarán volver rápidamente a su proyecto de vida, aceptando las interrupciones sólo como un paréntesis que debe ser ignorado.

Cuando estamos abiertos al azar, a la casualidad, a los accidentes, procuraremos averiguar hacia dónde pueden conducirnos, qué nos están mostrando, cuáles son esos conceptos que convendría que nos replanteáramos. Estaremos abriéndonos al poder que la creatividad tiene en nuestras vidas. Encontraremos nuevas explicaciones a lo ya acaecido, hallaremos relaciones y conexiones entre elementos dispares o alejados en el tiempo, nos abriremos a lo que nos puedan aportar otras personas, aunque sus posturas sean diferentes a las nuestras.

Transitaremos por caminos desconocidos, que, con anterioridad, ni siquiera sabíamos que existían. No seremos reverentes con el conocimiento que proviene de otros, ya que antes de aceptarlo procuraremos evaluarlo, decidiendo si estamos de acuerdo con lo que de ellos recibimos o si deseamos expresar lo que nosotros pensamos al respecto.

Nos atreveremos a ver qué pasaría si juntásemos las piezas de otra forma o si pospusiéramos la toma de una decisión hasta ver la información con mayor amplitud, teniendo en cuenta los hechos, las opiniones, lo novedoso, lo posible, lo creativo, lo negativo, lo positivo o los interrogantes que ello nos suscita.




Bibliografía:

LORENTE, Joaquín: “Piensa, es gratis”. Editorial Planeta, Barcelona, 2009.




Imagen de 123RF, encontrada en Internet, modificada para el blog: 27173224-Conjunto-de-elementos-dibujados-a-mano-para-el-dise-o-flechas-hablar-y-pensar-burbujas-Ilustraci-n-d-Foto-de-archivo






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