Hace más de
veinte años, me llamó la atención lo que leí en un afiche titulado: “Los niños
aprenden lo que viven”. Contenía unas sentencias sobre la educación de los
hijos, traducidas del original, en inglés, escrito por Dorothy Law Nolte, Ph.D.
(1924-2005).
La autora escribió
estos enunciados en 1954 para un periódico, The Torrance Herald, del condado de
Los Ángeles, California. Más tarde, sin ella saberlo, este escrito fue
publicado y distribuido masivamente por una compañía que fabricaba productos de
alimentación para niños. Cuando ella descubrió que se habían distribuido millones
de copias, se decidió a registrar la propiedad intelectual de la obra, teniendo
así los derechos de autor desde 1972. Sin embargo, dejó a la compañía seguir
utilizando su texto, de forma gratuita.
En 1998 escribió,
junto con Rachel Harris, "Children learn what they live:
Parenting to inspire values", traducido a 18 idiomas, entre ellos el
español, versión que recibió el título de: “Cómo
inculcar valores a sus hijos: Los niños aprenden lo que viven”, dedicando
un capítulo a cada línea del poema.
Tanto los
enunciados como el libro, quieren dar a conocer la importancia que tiene el comportamiento
de los adultos en la educación y formación de los niños; el cual, se convierte
en el mejor ejemplo para el aprendizaje de los niños.
Los
niños aprenden lo que viven
Si los niños
viven inmersos en la crítica, aprenden a condenar.
Si los niños
viven rodeados de hostilidad, aprenden a pelear.
Si los niños
viven con miedo, aprenden a ser temerosos.
Si los niños
viven en constante aflicción, aprenden a compadecerse de ellos mismos.
Si los niños son ridiculizados, aprenden a vivir en constante timidez.
Si los niños son
objeto de los celos, aprenden a sentir envidia.
Si los niños
viven avergonzados, aprenden a sentirse culpables.
Si los niños son
permanentemente alentados, aprenden a tener confianza en sí mismos.
Si los niños
viven en la tolerancia, aprenden a ser respetuosos.
Si los niños
reciben elogios, aprenden a valorar sus acciones.
Si los niños son
recibidos con los brazos abiertos, aprenden a amar.
Si los niños
sienten que son aceptados por los demás, aprenden a tener autoestima.
Si a los niños se
les reconoce lo que hacen, aprenden que es bueno fijarse un objetivo.
Si los niños
viven en un ambiente en el que todo se comparte, aprenderán a ser generosos.
Si los niños
viven en la honestidad, aprenden a ser íntegros.
Si los niños
viven en la honradez, aprenden a ser justos.
Si los niños son
tratados con amabilidad y consideración, aprenderán a respetar a las personas.
Si los niños
viven en un entorno seguro, aprenden a tener fe en sí mismos y en los demás.
Si los niños
viven rodeados de afecto, aprenden que el mundo es un bonito lugar donde vivir.
Dorothy Law Nolte, Ph. D.
Gracias por su gran aporte para nuestro desarrollo personal y auto ayuda
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