Algunas
plantas, como la hiedra o el helecho, pueden crecer y extenderse rápidamente. Ciertos
árboles, como el pino o el roble, van creciendo con mayor lentitud, hasta
conseguir ser altos y robustos. En cambio, el cultivo del bambú japonés, es muy
diferente al de cualquier otra planta o árbol, no siendo recomendable para las
personas que son impacientes y tienen prisa en obtener lo que desean.
Entre
los seres humanos, nos encontramos con personas que anhelan un desarrollo fácil
y rápido. Otras, que son conscientes de que deben esforzarse, día a día, y que
deben vencer las dificultades para poder convertirse en individuos fuertes y
resistentes. También, nos encontraremos con quienes irán creciendo de forma
casi imperceptible para los demás e incluso para sí mismos; hasta que, un día,
explosiona ante nuestros ojos toda su sorprendente capacidad. A partir de ese
momento, su evolución se acelera enormemente.
EL
BAMBÚ JAPONÉS
El
agricultor siembra la semilla, la abona y se ocupa de regarla constantemente, aunque
no sucede nada visible, a lo largo de los meses siguientes. De hecho, pareciera
que no ocurriese nada con la semilla durante los primeros seis años, hasta el
punto que un cultivador inexperto pudiera pensar que ha comprado semillas
estériles.
De
repente, durante el séptimo año, en sólo seis semanas, la planta de bambú
crece... ¡más de 30 metros!
¿Tarda sólo seis semanas en crecer? ¡No! La verdad es que se ha tomado siete
años para crecer y seis semanas para desarrollarse. Durante los seis primeros
años, el bambú japonés crece hacia abajo, haciendo expandir sus raíces hasta lo
más profundo de la tierra para sostener el crecimiento que vendrá después,
durante el séptimo año.
Se
está preparando para después ser capaz de alcanzar el mayor de los éxitos y ser
la planta con el crecimiento más rápido que existe en todo el reino vegetal.
Dicen
que, si te quedas quieto mirándolo, puedes verlo crecer. No es de extrañar,
pues puede llegar a alcanzar los treinta y dos metros de altura, en un mes. Eso significa que crece al ritmo de un
metro, cada día; o, lo que es lo mismo, unos cinco centímetros por hora. ¡Es
algo realmente impresionante!
Aun cuando
lo cortes repetidas veces, volverá a crecer hasta los treinta y dos metros en
un solo mes. Sus siete años de estar fortaleciendo sus raíces le dan la fuerza
para ello; su vida reside en su raíz, y aunque cortes el tallo, este seguirá
creciendo.
No todo depende de lo que nosotros hagamos
Si
sembramos una semilla de bambú en nuestro jardín, podemos regarla durante meses
o años pero no conseguiremos que brote ni el más pequeño tallo, hasta que sea
el momento indicado. No sirve de nada pensar que es problema de la semilla, de
la tierra, del clima, o de la forma como lo cuidamos…
Nosotros,
también necesitaremos nuestro propio tiempo para desarrollarnos. Iremos
haciendo lo posible por conseguir lo que deseamos; aunque, poco influiremos
para que suceda todo como nosotros hubiésemos deseado. No podremos controlarlo.
Haremos lo que esté en nuestras manos, pero no es posible acelerar algunos
resultados.
Paciencia y
perseverancia
El cultivo
del bambú japonés requiere de grandes dosis de paciencia y perseverancia, por
parte de quien lo siembra. Su lentísima maduración inicial nos enseña que el
éxito, a largo plazo, surge como resultado del desarrollo interno, el cual
requiere de tiempo, trabajo y esfuerzo. Es necesario perseverar, aprender, ir
“echando raíces”, sabiendo de antemano que nos encontraremos, en muchas
ocasiones, con periodos en los que pueda parecer que nada está sucediendo.
Aprender, poco a poco
El
mundo en el que nos movemos nos llama constantemente a tener resultados rápidos
y espectaculares. Muchos se olvidan que
también es necesario ese tipo de crecimiento lento, en el que se va aprendiendo,
poco a poco. En el que se van adquiriendo conocimientos y experiencia, aunque,
todo es tan lento, que pareciera que nada estuviera sucediendo.
Seguro
que muchos podremos reconocer periodos en nuestra vida en los que, aun esforzándonos
denodadamente por conseguir algo, nos da la impresión de que no avanzamos.
Luego, de repente, descubrimos que hemos hecho un nuevo progreso, que vamos
consolidando aquello que hemos ido aprendiendo y viviendo. Que hemos adquirido
nuevas habilidades y que hemos logrado dominar aquello que antes se nos
resistía.
Quienes
persistan en la consecución de sus metas y no se den por vencidos, de forma
gradual e imperceptible, irán consolidando los hábitos y el temple necesario
que habrá de permitirles sostener el éxito, cuando, éste, se materialice,
finalmente.
Flexibilidad
Una
característica importante del bambú japonés es que posee una gran flexibilidad
para adaptarse a las adversidades que se le presenten. Soporta la variación de las condiciones atmosféricas,
las diferencias de temperatura, las inclemencias del tiempo y es resistente a
los más fuertes vendavales. Siempre, ayudado por las sólidas raíces que le
sostienen y por la naturaleza de su tallo.
Las prisas y el éxito fácil
En la
vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones fáciles,
triunfos inmediatos. Quieren el éxito rápido, hacerse ricos velozmente y sin
mayor esfuerzo. Esperan triunfar de una forma rápida y fácil; no quieren
dedicar tiempo a prepararse. Algunos, de hecho, consiguen tener triunfos.
Parece que todo marcha bien en sus vidas y que todo seguirá siempre así.
El
problema surge cuando vienen las adversidades. Ante la menor dificultad
fracasan, ya sea en su vida profesional, social o emocional. No estaban
preparados para los tiempos difíciles. Aunque parecían fuertes y capaces, les
faltaba una mejor preparación, flexibilidad y la fortaleza de carácter para ser
capaces de permanecer en pie o para volver a levantarse tras los fracasos. Es muy
posible que culpen a otros de lo que les sucede, en lugar de examinarse a sí
mismos y ver cuáles fueron los errores cometidos.
Agradecimientos:
La
idea de hacer este escrito surgió a partir de una publicación en Facebook,
compartida por Alberto López. En otras ocasiones, ya habían llamado mi atención
otros artículos sobre el bambú japonés.
He
estado revisando algunas publicaciones sobre el bambú japonés, las cuales contienen
diferentes e interesantes enfoques, así como mensajes inspiradores. Desearía
dar las gracias a todos aquellos que escribieron sobre este sugestivo tema.
Imagen
encontrada en Internet, modificada para este escrito.
cuanto para aprender del bambú japonés!!! Me dejó reflexionando. (Que ese bichito de la escritura siga prendido en tí!)
ResponderEliminarMuchas Gracias Magdalena!!
Gracias a ti por tu mensaje. Es interesante tener en cuenta que hay etapas en las que estamos echando raíces para luego dar un buen estirón. Jajaja... También espero continuar con este camino de la escritura. Realmente es fascinante y un reto permanente.
EliminarEl escrito fue hecho un día Sábado 7 del 2017 y el Bambú se toma 7 años para hechar raíz, ya van tres Sietes. Me gusta el número 7. 👍
ResponderEliminarNo había visto tu comentario. Este escrito es muy adecuado para ti, que vas lenta pero segura. Un abrazo.
EliminarRecuerdo este escrito y si entonces me pareció interesante, ahora mucho más. Antaño tenía que hacer el camino, es decir la siembra y ahora ya falta mucho menos, para que comiencen a brotar. El día que perciba que empiezan a asomar... Serás la primera en saberlo. Gracias por canalizar en agua de la lluvia, en mis campos. Un abrazo preciosa.
ResponderEliminarSigue haciendo progresos. Vas muy bien.
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