Hace unos días, tuve la oportunidad de leer
comentarios interesantes sobre el tema de la sinceridad, en el grupo “Un día
con ilusión - Psicología”. En ellos, se decía que no todos entendemos de la
misma forma el concepto de sinceridad y llegaban a cuestionar la conveniencia
de ser sinceros con los demás y con uno mismo. También, se hacía mención de las
dificultades que podemos encontrarnos a la hora de expresar lo que deseamos
decir. Así como, de los posibles roces que pueden surgir, cuando la otra
persona interpreta nuestras palabras como una agresión o una injerencia en su vida privada; particularmente, cuando
no hemos sido muy afortunados a la hora de trasladar aquello que deseábamos
comunicar.
Dicho intercambio de ideas me llevó a pensar en un
tema sobre el que escribí en este blog: Los
sistemas de pensamiento no deben ser una barrera infranqueable. Allí, me
refería a que algunas personas no son conscientes de que, en ocasiones, ese
conjunto de creencias personales, que se van desarrollando a lo largo de los
años, son un obstáculo tanto para la comunicación como para mantener una
relación de forma distendida y eficaz con quienes tienen opiniones bastante
diferentes a las nuestras.
Hay momentos en los que parece que estos sistemas de
pensamiento tuvieran “secuestrado” nuestro cerebro pensante y actuamos como en
piloto automático. Dejamos de razonar, tal como la situación requeriría, para
reaccionar de acuerdo a nuestra forma habitual de proceder. No estamos abiertos
a información diferente, ni pensamos que podríamos actuar de otra forma. Es
algo parecido a lo que nos sucede cuando estamos bajo el influjo de fuertes
emociones. En esos momentos somos incapaces de ver la realidad de forma más o
menos objetiva.
Podemos advertir la influencia de los sistemas de
pensamiento cuando nos fijamos en los problemas que surgen entre dos o más
personas que no logran ponerse de acuerdo y ni siquiera son capaces de sentarse
a dialogar y a procurar resolver sus dificultades.
Cuando nos referimos a grupos, como la familia, o a
gran cantidad de personas, como lo que ocurre con respecto a la política o a la
religión, parte de nuestro sistema de pensamiento particular es parcialmente
sustituido por una forma de pensar colectiva en la que priman las emociones y
se asumen posturas comunes, con cierta tendencia a que cada grupo radicalice
sus posturas. Exageran sus ideas hasta tal punto que se hace muy difícil tender
puentes para poder entenderse y resolver los problemas que deben afrontarse.
Quiero citar, con su autorización, las palabras que
María Rodríguez escribió a raíz de su análisis sobre los sistemas de
pensamiento:
“También se podría distinguir las personas rígidas de
las flexibles. A las primeras se las ha llamado "mentes de piedra",
para ellas hay una sola verdad, la que ellas sostienen. Como todo lo rígido, se
quiebran. Las mentes flexibles escuchan otros puntos de vista, los analizan y
tienen una apertura mental que los lleva al aprendizaje y a la evolución. El
gran problema son los "fanatismos", en estos casos hay que obviar la
conversación.”
Me gustó este comentario, pues nos muestra que los individuos
poseen diferentes sistemas de pensamiento. No todos tienden a ser estrictos.
Muchos, tienen dificultad para adaptarse a los cambios o para comprender el
punto de vista de los demás. Las personas con “mentes de piedra” suelen tener
roces con otros. Algunos, se alejan por lo difícil que puede ser compaginar y
entenderse con ellos. A lo que dice María sobre la rigidez de algunos, la cual
origina que terminen por romperse, me permitiría añadir que su conducta hace
que otros terminen de igual manera, cuando intentan afrontar los problemas que
surgen al relacionarse con este tipo de seres. Igualmente, habla de los
fanáticos, sugiriendo que es casi imposible razonar con ellos, por lo que suele
ser inútil intentar dialogar sobre los puntos de desencuentro.
La referencia a la flexibilidad es importante, ya que
cuánto más abiertos estemos a comprender que cada uno ve la vida de forma
diferente, las relaciones se facilitarán y habrá menos sufrimiento. Las
personas que son flexibles aprenden de la experiencia y les gusta ampliar sus
conocimientos, disfrutan comunicándose con otros y modifican lo que consideran
que les causa problemas.
Hay que tener en cuenta que los sistemas de pensamiento se van conformando a lo largo de nuestra
vida, de acuerdo a los conocimientos adquiridos y a nuestra forma de responder
a lo que nos sucede. Por eso no son estáticos, sino que están en constante
transformación. A veces, se modifican de forma inconsciente, haciéndose más
rígidos, aunque deberemos tener presente que podemos y necesitamos actuar
conscientemente para que sean más flexibles y adaptativos; de manera que nos
ayuden a afrontar los retos que la vida nos presente y a mejorar nuestras relaciones
interpersonales.
Escrito relacionado:
http://undiaconilusion.blogspot.com.es/2016/10/los-sistemas-de-pensamiento-no-deben.html
Imagen encontrada en Internet,
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