lunes, 20 de marzo de 2017

Dar, a manos llenas, el afecto y el amor que guardamos en nuestro interior, es una maravillosa forma de darse



Cuando mi amigo Rafa leyó el anterior escrito, me dijo que me había quedado corta en mis palabras, que el texto apenas suponía una introducción al tema y que era muy conveniente desarrollarlo.

Yo le respondí que el escrito surgió a partir de la frase Existen dos posibilidades: darse a los demás, o reservarse para uno mismo, la cual invadió mi pensamiento mientras escuchaba una vieja entrevista que le hicieron a Atahualpa Yupanqui. Me quedé gratamente impresionada por la inconmensurable humanidad que irradiaba el artista y tuve la convicción de que había sido una persona que compartía lo que pensaba, todo aquello que sentía y que se entregaba a los demás, sin ningún tipo de reserva. En contraposición, vinieron a mi mente comportamientos de personas que son incapaces de tal entrega, aun cuando pudieran aparentar lo contrario. La idea de aquel artículo fue la de comentar lo que vi con claridad en ese momento.

El tema del que hablaba en aquella ocasión, me lleva a abordar una de las formas que puede tomar ese darse a los demás, la cual me parece quedar reflejada en la muy especial relación que mantuvieron Anita y Germán. Este último es periodista y escritor. A raíz de algunas de sus publicaciones, he tenido la oportunidad de conversar con él en distintas ocasiones. Llegué a comprender la importancia que tuvo en la pareja el compartir y el darse de distintas formas: a través del trabajo, de las ocupaciones de cada uno, en su entrega personal, así como a la familia y a sus amistades.

Le pedí a Germán su permiso para utilizar algunas de las palabras que él había escrito sobre Anita. Traslado a ustedes su respuesta: “Yo tuve un amigo que yo sé que tú admiras, que se llama Atahualpa Yupanqui. De él aprendí que "mis coplas no son de naides y son de todos". Ahí está tu "permiso", Magdalena querida. Todo lo que sirva para ayudar a alguien, es de todos.”

Me llamó la atención la forma tan delicada como Germán fue plasmando por escrito sus sentimientos de amor y su dolor ante la pérdida reciente de Anita, su compañera de toda una vida. Sus palabras pusieron de manifiesto la inquebrantable relación que les unía.

Me admira la capacidad que algunas personas tienen de dar, a manos llenas, el afecto y el amor que ellas guardan en su interior, lo cual es una maravillosa forma de darse. Yo agradezco profundamente esta manera de ser y me obliga a una equitativa correspondencia. Entiendo que toda esa energía que se comparte enriquece nuestras vidas y facilita el tener que afrontar nuestras actividades y ocupaciones, cuando no, las adversidades que se nos puedan presentar. 

Hay quienes tienen una clara tendencia a recibir y hay quienes dan bastante más de lo que reciben. Lo cual, siempre conlleva un cierto desequilibrio, un dar o recibir de poca calidad pues nace del egoísmo, de la propia inseguridad y de las necesidades personales. Lo deseable sería que existiese una verdadera armonía entre lo que damos y aquello que recibimos, en la relación con nuestros seres queridos.

Germán escribió que Anita era la persona más maravillosa que había conocido en todo el mundo y que todo se lo debía a ella. Era muy bella su forma de expresar el amor y el agradecimiento que sentía hacia lo que Anita pudo significar en su vida y podía deducirse la incondicional entrega mutua que hubo entre ellos.

Como psicóloga, no obstante, me pareció que a él podría hacerle daño pensar que “todo se lo debía a ella”, ya que podría suponer una dificultad añadida para elaborar el duelo e ir aprendiendo a reencontrarse a sí mismo. Le dije que, aun considerando que lo conseguido en su vida se lo debía a Anita, no procedía olvidarse de sí mismo, de lo que él había hecho y de lo que había sido durante toda su vida. Que si bien una relación nos marca mucho, nos ayuda a crecer, a cambiar y a ver el mundo de una forma diferente, no le debemos TODO a esa persona, por grande que haya sido la influencia ejercida sobre nosotros.

En su respuesta me dijo que apreciaba y valoraba mi comentario. Que sí era consciente de sus conocimientos, de sus capacidades y de su talento para hacer bien su oficio de ser vocero de los sin voz y, más aún, de aquellos que no tenían voto. Que ello le había dado la oportunidad de conocer a una inmensa cantidad y variedad de gentes, muchos de los cuales pasaron de ser simples conocidos a buenos amigos.

-“Ahora, todo eso, mi querida Magdalena, es difícil que hubiera podido suceder sin la ayuda vital de Anita. Ella se echó al hombro casi todo el hogar, manejó las finanzas, estuvo pendiente segundo a segundo de nuestros hijos y otros familiares; soportó con amor y entrega mis largas y frecuentes ausencias ocasionadas por mi oficio (…). Aún en sus momentos de mayor padecimiento físico ocasionado por los cánceres y otras enfermedades graves, jamás dejó de estar al tanto de todo, especialmente de mí, de nuestros hijos y nietos.” Así, reconocía Germán, queriendo rendir culto a la grandeza de Anita -“Que ha sido superior y es eterna.”

-“Germán, es muy bonito lo que dices y es maravilloso que seas agradecido -me atreví a intervenir-. A tu manera, y desde tu propia forma de ser, estuviste permanentemente presente en esta relación. Tan sólo te pido que no te olvides de ti mismo. Nada de lo que hizo Anita pudiera haberlo hecho si tú no hubieras sido una persona muy valiosa en su vida. Su gran compañero de viaje. Debes recorrer el camino del encuentro contigo mismo, cuando estés preparado para ello.” -terminé diciéndole.

Quiero dar las gracias a Germán por compartir sus emociones y sus vivencias al lado de una gran mujer, y que ahora se convierta en vocero de la memoria de Anita.




Agrego el enlace al anterior escrito, para los que no lo hayan leído y quieran hacerlo: Existen dos posibilidades: darse a los demás, o reservarse para uno mismo. 
http://undiaconilusion.blogspot.com.es/2017/03/existen-dos-posibilidades-darse-los.html




Imagen de 123RF, encontrada en Internet: 52396378-ilustraci-n-vectorial-de-un-rbol-con-los-corazones-y-los-p-jaros





3 comentarios:

  1. Muchas gracias por tu reflexión, lo más importante de dar es dar de lo que hace falta y dar a manos llenas.
    Gracias por dar consejos de amor que es lo más hace falta.
    John Arango

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    1. Gracias,John. Es importante que tengamos la actitud y la voluntad de compartir la vida, lo que hacemos y lo que somos; darnos a otros desde nuestras relaciones, nuestra familia y las actividades que desarrollamos.

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    2. John, acabo de publicar otro escrito sobre este tema que te gusta: el amor. Puedes verlo en el blog.

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