Cuando
mi amigo Rafa leyó el anterior escrito, me dijo que me había quedado corta en
mis palabras, que el texto apenas suponía una introducción al tema y que era
muy conveniente desarrollarlo.
Yo le
respondí que el escrito surgió a partir de la frase Existen
dos posibilidades: darse a los demás, o reservarse para uno mismo, la cual
invadió mi pensamiento mientras escuchaba una vieja entrevista que le hicieron
a Atahualpa Yupanqui. Me quedé gratamente impresionada por la inconmensurable humanidad
que irradiaba el artista y tuve la convicción de que había sido una persona que
compartía lo que pensaba, todo aquello que sentía y que se entregaba a los
demás, sin ningún tipo de reserva. En contraposición, vinieron a mi mente
comportamientos de personas que son incapaces de tal entrega, aun cuando
pudieran aparentar lo contrario. La idea de aquel artículo fue la de comentar
lo que vi con claridad en ese momento.
El
tema del que hablaba en aquella ocasión, me lleva a abordar una de las formas que puede tomar ese darse
a los demás, la cual me parece quedar reflejada en la muy especial relación
que mantuvieron Anita y Germán. Este último es periodista y escritor. A raíz de
algunas de sus publicaciones, he tenido la oportunidad de conversar con él en
distintas ocasiones. Llegué a comprender la
importancia que tuvo en la pareja el compartir y el darse de distintas formas: a
través del trabajo, de las ocupaciones de cada uno, en su entrega personal, así
como a la familia y a sus amistades.
Le
pedí a Germán su permiso para utilizar algunas de las palabras que él había
escrito sobre Anita. Traslado a ustedes su respuesta: “Yo tuve un amigo que yo
sé que tú admiras, que se llama Atahualpa Yupanqui. De él aprendí que "mis
coplas no son de naides y son de todos". Ahí está tu
"permiso", Magdalena querida. Todo lo que sirva para ayudar a
alguien, es de todos.”
Me
llamó la atención la forma tan delicada como Germán fue plasmando por escrito
sus sentimientos de amor y su dolor ante la pérdida reciente de Anita, su
compañera de toda una vida. Sus palabras
pusieron de manifiesto la inquebrantable relación que les unía.
Me admira la capacidad que algunas
personas tienen de dar, a manos llenas, el afecto y el amor que ellas guardan
en su interior, lo cual es una maravillosa forma de darse. Yo agradezco profundamente esta
manera de ser y me obliga a una equitativa correspondencia. Entiendo que toda
esa energía que se comparte enriquece nuestras vidas y facilita el tener que
afrontar nuestras actividades y ocupaciones, cuando no, las adversidades que se
nos puedan presentar.
Hay
quienes tienen una clara tendencia a recibir y hay quienes dan bastante más de
lo que reciben. Lo cual, siempre conlleva un cierto desequilibrio, un dar o recibir
de poca calidad pues nace del egoísmo, de la propia inseguridad y de las
necesidades personales. Lo deseable sería
que existiese una verdadera armonía entre lo que damos y aquello que recibimos,
en la relación con nuestros seres queridos.
Germán
escribió que Anita era la persona más
maravillosa que había conocido en todo el mundo y que todo se lo debía a ella.
Era muy bella su forma de expresar el amor y el agradecimiento que sentía hacia
lo que Anita pudo significar en su vida y podía deducirse la incondicional
entrega mutua que hubo entre ellos.
Como
psicóloga, no obstante, me pareció que a él podría hacerle daño pensar que
“todo se lo debía a ella”, ya que podría suponer una dificultad añadida para
elaborar el duelo e ir aprendiendo a reencontrarse a sí mismo. Le dije que, aun
considerando que lo conseguido en su vida se lo debía a Anita, no procedía
olvidarse de sí mismo, de lo que él había hecho y de lo que había sido durante
toda su vida. Que si bien una relación nos marca mucho, nos ayuda a crecer, a
cambiar y a ver el mundo de una forma diferente, no le debemos TODO a esa
persona, por grande que haya sido la influencia ejercida sobre nosotros.
En su
respuesta me dijo que apreciaba y valoraba mi comentario. Que sí era consciente
de sus conocimientos, de sus capacidades y de su talento para hacer bien su
oficio de ser vocero de los sin voz y, más aún, de aquellos que no tenían voto.
Que ello le había dado la oportunidad de conocer a una inmensa cantidad y
variedad de gentes, muchos de los cuales pasaron de ser simples conocidos a
buenos amigos.
-“Ahora, todo eso, mi querida
Magdalena, es difícil que hubiera podido suceder sin la ayuda vital de Anita. Ella
se echó al hombro casi todo el hogar, manejó las finanzas, estuvo pendiente
segundo a segundo de nuestros hijos y otros familiares; soportó con amor y
entrega mis largas y frecuentes ausencias ocasionadas por mi oficio (…). Aún en
sus momentos de mayor padecimiento físico ocasionado por los cánceres y otras
enfermedades graves, jamás dejó de estar al tanto de todo, especialmente de mí,
de nuestros hijos y nietos.” Así, reconocía Germán, queriendo rendir culto a la grandeza
de Anita -“Que ha sido superior y es
eterna.”
-“Germán,
es muy bonito lo que dices y es maravilloso que seas agradecido -me atreví a
intervenir-. A tu manera, y desde tu propia forma de ser, estuviste
permanentemente presente en esta relación. Tan sólo te pido que no te olvides
de ti mismo. Nada de lo que hizo Anita pudiera haberlo hecho si tú no hubieras
sido una persona muy valiosa en su vida. Su gran compañero de viaje. Debes
recorrer el camino del encuentro contigo mismo, cuando estés preparado para
ello.” -terminé diciéndole.
Quiero
dar las gracias a Germán por compartir sus emociones y sus vivencias al lado de
una gran mujer, y que ahora se convierta en vocero de la memoria de Anita.
http://undiaconilusion.blogspot.com.es/2017/03/existen-dos-posibilidades-darse-los.html
Imagen
de 123RF, encontrada en Internet: 52396378-ilustraci-n-vectorial-de-un-rbol-con-los-corazones-y-los-p-jaros
Muchas gracias por tu reflexión, lo más importante de dar es dar de lo que hace falta y dar a manos llenas.
ResponderEliminarGracias por dar consejos de amor que es lo más hace falta.
John Arango
Gracias,John. Es importante que tengamos la actitud y la voluntad de compartir la vida, lo que hacemos y lo que somos; darnos a otros desde nuestras relaciones, nuestra familia y las actividades que desarrollamos.
EliminarJohn, acabo de publicar otro escrito sobre este tema que te gusta: el amor. Puedes verlo en el blog.
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