martes, 29 de agosto de 2017

Pensamientos que nos llevan a comportamientos extremos





Anteriormente, me referí a los llamados pensamientos irracionales o distorsiones cognitivas, que tanto nos pueden afectar si les prestamos nuestra atención y si consideramos que se ajustan a la realidad. También agregué un listado de los diferentes tipos de pensamientos irracionales para que se fueran familiarizando con cada uno de ellos y pudieran recurrir al mismo, cuando lo necesitaran.

Ahora, pretendo profundizar en algunas de las mencionadas distorsiones cognitivas, con la pretensión de que puedan servirles de ayuda para su identificación y la posterior modificación que quieran, ustedes, realizar.


Pensamiento todo o nada

Este tipo de distorsión es muy común. También se llama pensamiento polarizado, pues se tiende a pensar aplicando categorías extremas. Se utiliza para calificar  situaciones: “ha sido un éxito”, “la representación fue todo un desastre”. También, para evaluarse a ellos mismos y a otros; aunque, tiene la particularidad de que conlleva un juicio de valor o moral.

Algo que parecía estar bien, pasa a estar repentinamente mal, por cualquier motivo. Caso del individuo que se dedica a calificar a las personas de sobrias o borrachas. Para estar en el grupo de los sobrios, no se puede beber ni una copa. Si alguien ha bebido algo, a sus ojos, se convierte en un borracho. Incluso, si se trata de él mismo.

Pensemos en la consideración que unos padres demasiado exigentes pueden otorgar a sus hijos, en lo referente al orden que deben mantener. Ellos entenderán que, absolutamente todas las cosas, deberán estar en su sitio para que sus hijos merezcan la calificación de “niños ordenados”. Pero, si encuentran que han dejado algún objeto, libro o juguete en un lugar que no corresponde, entonces lanzarán expresiones de rechazo y sus hijos pasarán a ser catalogados como “unos niños sumamente desordenados”.

El pensamiento todo o nada, no es realista. Creer que todo debe ser irremisiblemente bueno, para que sea válido, es irreal. Una persona no es categóricamente brillante ni plenamente tonta. De igual modo, nadie es del todo atractivo ni irremediablemente feo. Ni algo está inmaculadamente limpio o deplorablemente sucio.

Esta forma de pensamiento constituye la base del perfeccionismo. Todo debe ser perfecto, de lo contrario es un fracaso. Los individuos con tendencia a razonar, a partir de esta modalidad de pensamiento distorsionado, no pueden soportar la idea de cometer alguna equivocación, por insignificante que sea. Si esto ocurre, se desmoralizan pensando que ha sido inútil todo lo bueno que han hecho hasta el momento. Temen cometer cualquier error o imperfección porque, entonces, se considerarán unos absolutos perdedores, sintiéndose que no sirven para nada. Parten de unas expectativas exageradas, lo que les lleva a sentirse constantemente desilusionados y a convencerse de que todo lo que hacen es un fracaso, ya que la realidad rara vez coincide con lo que ellos imaginan o esperan.

Los absolutos no existen en este universo. Si se pretende encajar a la fuerza las experiencias o las características personales de acuerdo a categorías absolutas, se  estará constantemente deprimido o disgustado. Lo único que se conseguirá será desacreditarse continuamente porque, se haga lo que se haga, nunca se satisfarán las exageradas expectativas.

En referencia a otras personas o a las situaciones, ante cualquier cosa que salga mal o que no le guste, ya sea algo grande o pequeño, considera que todo es un desastre o "borra" a la otra persona de su lista, viéndola sólo con características negativas a raíz del más mínimo fallo.

Para mejorar con respecto a este error de nuestro pensamiento, conviene ver que en la vida hay matices. Pocas veces las cosas son totalmente de una manera o de otra. Hay muchos puntos intermedios. Si hemos cometido uno o dos errores en un examen, no significa que seamos un fracaso; podemos centrarnos en lo que hemos hecho bien.

Si te reprochas:

“Todo me sale mal”, puedes decirte a ti mismo: “No es verdad. Normalmente hago muchas cosas bien, aunque me cuesta aprender nuevas tareas.”

“No sirves para nada”. Sustituirlo por: “A diario hago multitud de cosas. La mayoría las sé hacer correctamente.”

“Si no gano la beca de estudios, arruinaré por completo mi futuro”. Pensemos: “Ganar la beca, no sólo depende de mí. Si no me dan la beca, tendré que ver qué haré a continuación. Si sigo con los estudios, si me pongo a trabajar o si hay otras alternativas.”

“Si no puedes estar divertido y animado eres un aburrimiento total.” Puedes decirte: “Todos tenemos días en los que estamos más alegres y momentos en los que estamos tranquilos, pero, no damos saltos de alegría; incluso, podemos estar tristes o preocupados. Eso no te convierte en alguien aburrido.”

“Si no puedo estar tranquila, soy una histérica.” Cambiémoslo: “Hay momentos en los que no podemos estar tranquilos, pero ya pasarán, y volveré a encontrarme en paz y relajada”.

A veces, se formula sólo la mitad de la dicotomía y se considera implícita la otra mitad:

“Sólo hay una forma correcta de vivir (y todas las demás son malas)”.

“Ésta es mi gran oportunidad para una buena relación (y si la pierdo, me quedaré solo)”.

Para no hacer excesivamente pesado el presente escrito, desarrollaré, en breve, algunas de las más habituales distorsiones cognitivas.





Bibliografía:

BURNS,  David, Sentirse bien, Ed. Paidós, Barcelona.

GAJA JAUMEANDREU, Raimon., Bienestar, autoestima y felicidad. Ed: Plaza & Janés, Barcelona.

McKAY, Matthew y FANNING,  Patrick: Autoestima, evaluación y mejora. Ediciones Martínez Roca, S.A., Barcelona.





Imagen, encontrada en internet, bolas.jpg, en:




Escritos anteriores sobre pensamientos irracionales, en este blog:


Diferentes tipos de pensamientos irracionales (Guardado en “Diferentes temas tratados en el blog”)
  




No hay comentarios:

Publicar un comentario