domingo, 22 de enero de 2017

Pendientes del estrés de nuestros hijos



Sabemos, por nuestra propia experiencia, que el estrés es contagioso. Cuando nuestros hijos adolescentes acuden a nosotros para exponernos un problema, es importante que no reaccionemos con desproporción a la dramática manera como nos lo hayan planteado. Los adolescentes pueden ser extremadamente alarmistas cuando hablan de sus problemas, los cuales son absolutamente normales, en función de la edad que tienen. Y, sin embargo, nos los presentan como si  se tratara del fin del mundo. Cuando lo hagan, deberemos controlar nuestra propia ansiedad para no reaccionar de una forma exagerada, lo cual empeoraría la situación.

Es difícil permanecer en calma cuando nuestros hijos están preocupados. Sobre todo, cuando sus problemas guardan relación con algo que fue doloroso para nosotros, durante nuestra adolescencia. El estrés es muy contagioso cuando se trata de algo que nosotros conocemos bien; ya sea porque lo hayamos experimentado o porque alguien cercano haya tenido el mismo problema.

Conviene que seamos capaces de identificar cómo va aumentando nuestra tensión, a medida que escuchamos hablar a nuestros hijos. Será preciso que nos calmemos, por medio de respiraciones profundas, contando hasta diez, o lo que fuere necesario… Procede recordar que es algo transitorio y es conveniente que nos tranquilicemos, antes de poder ayudar a nuestros adolescentes, para que se calmen y puedan encontrar una solución a todo aquello que les está agobiando.

Debemos comprender y aceptar que nuestros hijos están en una época en la que sus emociones parecen una montaña rusa. En ocasiones, se hundirán en un pozo de desesperación y será necesario que les alentemos para que superen ese estado de ánimo y puedan seguir adelante. Conviene que encontremos la forma en la que tienen que proceder para dejar de sentirse atrapados por sus dramas emocionales y para que empiecen a averiguar cómo han de actuar para superar los obstáculos.

Podemos ayudar a nuestros jóvenes a decidir qué es lo primero que podrían hacer para centrarse en la solución del problema. Lograremos, al menos por un momento, que superen su crisis emocional. Juntos, podríamos explorar varias opciones. Así, tendrían más elementos para su decisión.

El estrés durante una crisis

Lidiar con el estrés durante una crisis en toda regla, es cualitativamente diferente a enfrentar las presiones del día a día. Es mucho más intenso, y esto hace que, a veces, sea difícil poder desenvolverse en la vida cotidiana.

Cuando se presenta una importante crisis familiar, los adolescentes suelen recibir menos apoyo de sus padres, justo cuando más lo necesitan. Ocurre de tal forma, porque los padres están ocupados con sus propias reacciones a la situación. Es necesario que, durante una crisis, prestemos una especial atención a la comunicación con nuestros adolescentes, sin abrumarlos con temores y responsabilidades de adultos. En esos momentos difíciles, nuestros hijos necesitan estar informados de lo que sucede, a la vez que deben sentirse protegidos. Es un equilibrio difícil, pero se puede conseguir.

Cuando entendamos que no estamos en situación de proporcionarles la atención que necesitan y que nuestro estado de ánimo no es el idóneo para comunicarnos con ellos, deberemos tratar de encontrar ayuda y apoyo para todos nosotros, sin importar que provenga de amigos o de familiares; y, si fuera necesario, de un verdadero especialista.

Para nuestro propio apoyo emocional, debemos recurrir a aquellos parientes o amigos que puedan ayudarnos a sobrellevar nuestros temores y nuestros problemas, solicitándoles la ayuda que necesitemos para afrontar la crisis que se nos haya presentado. No podemos evitar que nuestros hijos se vean obligados a tener que vivir momentos difíciles, pero podemos protegerlos de nuestra propia reacción al estrés y de una preocupación excesiva por los problemas de los adultos. Nuestros hijos necesitan que seamos fuertes, por lo que procuraremos obtener esa fuerza del apoyo que nos puedan ofrecer otras personas. No es conveniente que pongamos, sobre los hombros de nuestros adolescentes, cargas que puedan sobrepasarles.

Hay momentos en los que toda la familia está demasiado estresada como para poder manejar algún otro problema, aunque sea pequeño. En esos momentos es cuando se hace necesaria la ayuda y el apoyo de toda la familia, de los amigos cercanos, o alguna ayuda externa. Como padres, necesitamos darnos cuenta de cuándo hemos sobrepasado nuestros límites y tener claro que deberemos pedir ayuda, cuando la necesitemos.

Los adolescentes necesitan que haya adultos que se involucren íntimamente en sus vidas. Cuando nos encontremos demasiado estresados para poder ejercer de padres, de la manera como sería deseable, lo mejor que podemos hacer es pedir ayuda para nosotros y para nuestros hijos.

Es muy importante aprender a relajarse

Tenemos distintas formas de reaccionar ante las situaciones estresantes. Podemos dormir mucho o dormir muy poco y mal, comer en exceso o saltarnos las comidas, mostrarnos excesivamente ordenados o tener todo desordenado… Cada adolescente tiene su estilo propio y único de responder al estrés. Como padres, necesitamos saber cómo manifiestan sus miedos y sus inquietudes. Cuando nos parezca que algo anda mal, deberemos hablar con nuestros hijos sobre aquello que les preocupa. Cuanto más sepamos sobre lo que está sucediendo en sus vidas, mejor será nuestra posibilidad de entender qué es lo que puede estar afectándoles.

Nuestros hijos necesitan aprender a lidiar con el estrés que sientan, como parte de su preparación para la vida. Deberán reconocer tempranamente sus propias señales de estrés y aprender a calmarse. Así, podrán responder de manera constructiva ante las situaciones estresantes, en lugar de hacerlo con ansiedad o agresividad.

No olvidemos que la mejor herramienta que tenemos para enseñar a nuestros hijos a manejar el estrés es a través de nuestro propio ejemplo. Nuestros adolescentes saben cuándo estamos estresados ​​y son expertos en interpretar nuestros estados de ánimo. Si nos mostramos irritables, malhumorados y tenemos la tendencia a desanimarnos cuando nos sentimos estresados, éste será el ejemplo que les ofrezcamos.

Al aprender a manejar los primeros signos de estrés, nuestros hijos podrán dirigir su energía de una manera más efectiva, una vez hayan recuperado la concentración y hayan podido establecer sus prioridades.



Bibliografía:

“Cómo convivir con hijos adolescentes. Permaneciendo en sintonía con ellos y proporcionándoles una verdadera ayuda en sus vidas”,  escrito por Dorothy Law Nolte y Rachel Harris.

In English:

"Teenagers Learn What They Live, Parenting to Inspire Integrity & Independence", written by Dorothy Law Nolte and Rachel Harris.



Imagen encontrada en Internet, en 123RF, modificada para el blog. 56727179, de Manoj Kuman, Foto de archivo - Bienestar mental, una muchacha de ciclo en el buen tiempo para reducir el estrés.

http://es.123rf.com/photo_56727179_bienestar-mental-una-muchacha-de-ciclo-en-el-buen-tiempo-para-reducir-el-estr-s.html




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http://letushaveanicedaytoday.blogspot.com.es/2017/01/being-careful-of-stress-of-our-teens.html





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