miércoles, 5 de diciembre de 2018

Nuestra participación en las redes sociales




Quisiera que reflexionáramos sobre nuestra participación en el mundo digital. Será diferente en función de la naturaleza de cada internauta y tendrá en cuenta la influencia de un buen número de elementos.

Variará de acuerdo a sus motivaciones, al tiempo del que disponga, su estado de ánimo, lo que le preocupe o necesite en un momento dado… Todo lo cual, afectará la frecuencia y las temáticas que publique en su página personal o en los grupos a los que pueda pertenecer. También, influirá en su forma de responder a lo que otros compartan.

Algunos internautas pasan casi inadvertidos. No sabemos si ellos siguen o leen lo que otros publican, pues rara vez dejan un comentario o una reacción en las publicaciones que se les ofrecen. Otros, solo reaccionan ante ciertos contenidos, lo que nos lleva a recordar que siguen formando parte de nuestra familia virtual. Hay quienes suelen dar su opinión, o bien, trasladar sus comentarios, facilitando, de tal manera, nuestra recíproca comunicación.  

Me llama la atención que, a pesar de ser llamadas redes sociales, se ponga escasamente en práctica la interacción con otras personas. Hay quienes pareciera que publicasen para ellos mismos, guardando en su página las imágenes y escritos que les parecen interesantes, prescindiendo de sus amigos virtuales.

Otros, están buscando de manera constante la aprobación de los demás y les afecta mucho la falta de respuesta a sus publicaciones. Dentro de este grupo se encuentran quienes son aficionados a compartir fotos personales, suyas o con familiares y amigos.

Los hay que juegan al despiste, compartiendo temas de variada procedencia y temática. Algunos, poco trascendentes. Otros, que nos invitarían a comentar y empezar un diálogo. Pero, nos abstenemos de hacerlo ante el temor de que no sean  bienvenidas nuestras aportaciones.

Sin afán de ser exhaustivos, también encontraremos páginas con temas personales y profesionales, en las que el internauta publica lo que le parece interesante y quiere compartir con otras personas. En las mismas, son bienvenidos los comentarios y se procura establecer un diálogo con quienes quieran dejar plasmada su opinión.  

Es innegable que las redes sociales nos permiten entrar en contacto, indistintamente, con seres que viven en lugares cercanos, o remotos. A estos últimos, sería casi imposible que llegáramos a conocer, si no existiera internet. Resulta curioso constatar cómo establecemos un cálido diálogo con personas lejanas, de mentalidad distinta a la nuestra, que, en cambio, nos viene negado por individuos mucho más cercanos a nuestro propio entorno. Es preciso tener especial cuidado, ya que la cercanía que experimentamos puede ser ilusoria o pasajera. Por otro lado, como en cualquier otra relación, esta deberá ser alimentada y cuidada por ambas partes, o se corre el peligro de que se vaya diluyendo en el transcurso del tiempo.

La intervención en los grupos merece una mención aparte. Como puntos positivos, si la comunicación es respetuosa, iremos conociendo a nuevas personas con las que nos unen temas en común. Tendremos acceso a contenidos diversos, encontrando información que sería difícil descubrir en otros lugares. Pero, es preciso tener en cuenta que somos diferentes en la manera de decir las cosas y de participar en las conversaciones. Y, si no estamos atentos, pudiera ocurrir que demos pie a que surjan fricciones innecesarias.




Imagen encontrada en internet, utilizada para el blog:


 



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