lunes, 24 de octubre de 2016

La asertividad nos ayuda a ser más sociables y a comunicarnos mejor

      

Manuel J. Smith afirma que existe cierta relación entre el grado de sociabilidad y el de asertividad, señalando que “las personas son sociables en la medida en que son asertivas”. Así, encontramos que las personas asertivas tienen mayor facilidad para relacionarse, en comparación con quienes son agresivas o no asertivas.

La persona asertiva expresa sus pensamientos, sus sentimientos, sus deseos y sus opiniones con seguridad y confianza en sí misma, encontrando el momento oportuno para ello. Posee una buena capacidad para relacionarse. Tiene en cuenta las necesidades de los demás, aunque no las antepone a las suyas, salvo cuando sea realmente preciso. Actúa de manera que se respeten sus propios derechos asertivos, así como los ajenos. Toma sus propias decisiones; pero, cuando entiende que es necesario, se pone de acuerdo con los demás, para intentar resolver las dificultades, al tiempo que minimiza la probabilidad de tener que hacer frente a futuros problemas o complicaciones.

La persona agresiva dice todo lo que quiere, caiga quien caiga, de malas maneras. Se cree la dueña de la verdad y no le importa lo que piensen los demás. Suele tener un carácter fuerte y dominante. No le importa intimidar a los demás, llegando a hacer uso de una crítica humillante. Tan solo le preocupa conseguir lo que ella desea, y cuando ella quiere. Rara vez tiene en cuenta los sentimientos ajenos. Con frecuencia, se mete en discusiones y en peleas. Tiende a aprovecharse injustamente de aquellos que considera más débiles y, por lo general, tiene muy pocos amigos de verdad.

En la medida en que aprenda a respetar las opiniones y los derechos de quienes entren en contacto con ella, obtendrá beneficios de la asertividad, en particular, cuando escuche atentamente a los que le hablan y aprenda otras formas de decir las cosas, permitiendo el diálogo y el intercambio de ideas. Tengo que reconocer que es difícil que las personas agresivas se den cuenta de que la asertividad puede ayudarles y que es bueno que las otras personas sean asertivas; ya que esto les produciría malestar porque ya no podrían imponer sus verdades y sus puntos de vista. Así mismo, tendrían que reconocer que cada uno tiene el derecho a decidir sobre todo lo que tiene que ver con ellos mismos y con su bienestar.

La persona no asertiva, llamada también pasiva, guarda en su interior las cosas que querría decir, le cuesta comunicarse. Suele sentirse agobiada por tener que hablar con otros y no encuentra las palabras adecuadas. No es capaz de expresar lo que le gusta, lo que desea, lo que le molesta. Puede suceder que ni ella misma lo sepa, debido a su afán de complacer a ciertas personas y por su miedo a tener que afrontar la diferencia de opiniones. Piensa más en los demás que en sí misma. Prefiere no molestar o incomodar a otros, siendo como “muy sufrida”; aunque, de vez en cuando, saltará repentinamente, y de forma brusca, ante algo que le digan o ante cierto suceso. Deja que le manden, que le digan lo que tiene que hacer y, generalmente, no es capaz de defender, con convicción, sus propios derechos, permitiendo que otros se aprovechen de ella.

La asertividad le ayudará a sentir más confianza en sí misma, a darse cuenta que ella tiene los mismos derechos que el resto de las personas; a caer en la cuenta de que no le sirve de nada sacrificarse constantemente en beneficio de otros, que cada vez seguirán exigiendo más de ella, dando muy poco, o nada, a cambio. Aprenderá a decir lo que conviene que diga, buscando el momento y el lugar oportuno…

La comunicación entre dos personas es como el pegamento que las va juntando, mientras la relación se desarrolla y se fortalece; permaneciendo estrechamente unidas, durante todo el tiempo que dure su relación. De hecho, cuando la comunicación empieza a mermar, la relación se resiente. Por eso, es tan importante que aprendamos a mantener un diálogo asertivo.

Para que una relación social se desarrolle, las dos partes deben tener, por lo menos, un grado mínimo de asertividad en su trato mutuo. Si, desde sus primeros encuentros, no se tratan mutuamente de manera asertiva, su relación puede tardar meses en desarrollarse, en el muy hipotético caso de que llegue a producirse. Cuando una relación vacila o fracasa, lo más probable es que alguna de las dos partes, o ninguna de las dos, haya comunicado asertivamente cómo cree ser; cuáles son sus deseos, sus gustos, sus aversiones, sus intereses, lo que hace, lo que le gustaría hacer, etc. Esa comunicación asertiva será necesaria durante todo el desarrollo de la relación, incluso para terminarla, si llegara el caso, y para continuar relacionándose, posteriormente.

El comportamiento asertivo, es mucho más que exigir el respeto de nuestros derechos e impedir que los demás nos manipulen. Comprende un sentido social,  consistente en comunicar a otros quiénes somos, qué hacemos, qué deseamos, qué esperamos de la vida; confiando en la asertividad de nuestro interlocutor y que, por lo tanto, nos corresponda brindándonos información sobre su persona, en justa reciprocidad.

La asertividad social, también nos permitirá descubrir la inexistencia de afinidades y si hay grandes diferencias que nos separan; evitando así, unas relaciones sin salida ni posibilidades para ninguna de las dos partes.

A lo largo de nuestra vida, aprendemos a relacionarnos y a comunicarnos con los demás, con mayor o peor fortuna. Algunas veces, las dificultades aparecerán como consecuencia de una falta de asertividad y de habilidades sociales; generalmente debidas a la escasez de oportunidades que hayamos tenido para relacionarnos, también, por poseer un historial de frustración y fracasos, en nuestros intentos por comunicarnos con otros. Ese historial negativo puede provocar que nos sintamos inseguros ante cualquier situación social nueva; inhibiendo nuestra espontaneidad, impidiendo que podamos hablar de nosotros mismos y que podamos escuchar atentamente lo que nuestro interlocutor nos revela sobre su persona.

En un próximo escrito me referiré a las técnicas sociales asertivas, que pueden ayudarnos a mejorar nuestra asertividad en el ámbito de las relaciones sociales. Encontrarán que, en mayor o menor medida, todos las hemos utilizado, en alguna ocasión. Al profundizar en el conocimiento de las mencionadas técnicas, se nos brindará la posibilidad de hacer un mayor uso de ellas, lo cual redundará en beneficio propio y en el de las personas con las que nos relacionemos.





Bibliografía:

SMITH, Manuel J.: “CUANDO DIGO NO ME SIENTO CULPABLE”, Editado por Grijalbo, Barcelona.








A continuación encontrarán los enlaces a los diferentes escritos sobre asertividad que pueden encontrar en el blog.











2 comentarios:

  1. Fantástico análisis de los distintos comportamientos que hacen que una comunicación deje de ser asertiva y buen desarrollo de la asertividad en cada caso, para entender como una relación ha tenido un resultado indeseado. Gracias por esta guía tan necesaria para conseguir una comunicación eficaz.

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    1. Con bastante frecuencia, la educación nos puede haber llevado a ser pasivos o no asertivos, mientras que algunas personas terminan teniendo un comportamiento de tipo agresivo, en su forma de relacionarse con otros. Son pocas las personas que aprenden a ser asertivas, desde pequeñas. Espero que eso cambie y que seamos más las personas que aprendamos a ser asertivas, poner unos límites adecuados en nuestras relaciones, saber actuar de acuerdo a nuestros derechos asertivos y respetarlos en los demás. Cuanto más pronto sea ese aprendizaje, será más se fácil el desarrollo psicológico posterior.

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