viernes, 2 de noviembre de 2018

Cruce de correos electrónicos




A las postrimerías de una reciente tarde, un tanto tediosa por cierto, recibí de mi amigo Miguel el cruce de correos que se había generado, como consecuencia del breve comentario que había enviado a Luis, una persona cuya amistad hemos tenido el privilegio de compartir, desde hace muchos años.

Encontré sumamente interesante el mencionado intercambio de correos electrónicos  y pedí su autorización para compartirlo con ustedes, agradeciéndoles de antemano que se sumen al debate suscitado por mis dos amigos. Ambos, son muy amantes de los perros y, aunque Miguel renunció a que entrara en su hogar una nueva mascota, después del no muy lejano fallecimiento de la anterior, me imagino a Luis escribiendo mientras su inseparable perrito “Morgan” está a su lado, tal como he pretendido representar por medio del dibujo que he elegido para acompañar el presente artículo.

El comentario al que he hecho mención se produjo como consecuencia de que Luis le enviara a Miguel los resultados obtenidos en una de las preguntas que aparecían en una encuesta elaborada por el Pew Research Center, la cual, adjunto. Simplemente, se trataba de responder si los entrevistados estaban en desacuerdo, o de acuerdo, con la siguiente afirmación: “Nuestra gente no es perfecta, pero nuestra cultura es superior a las demás.” 


A la vista de todo lo cual, Miguel le respondió a Luis, de la manera siguiente: Curiosa encuesta y sorprendente el resultado, en el caso de España.”

Esa frase, obtuvo una sorprendente contestación, por parte de Luis. Con la esperanza de que les parezca tan interesante, como a mí, me limito a trasladársela íntegramente:

“La verdad es que no me ha extrañado mucho porque estoy convencido que el ciudadano español en general acarrea desde hace mucho tiempo un complejo de inferioridad colosal. 

Cuando yo vivía en España, antes de irme a América, ya existía este complejo de inferioridad pero en aquellos tiempos tenía una explicación muy lógica: España era un país bastante pobre y además sumido en una dictadura que hacía que muchos otros países nos vieran como un país inferior. Esto lo vi confirmado muy claramente durante el tiempo que viví en París.

Pero ahora, 55 años más tarde, de vuelta a España después de haber vivido en los Estados Unidos durante 46 años, me he dado cuenta que este complejo de inferioridad persiste. Yo, por razones obvias, estoy en una situación ideal para poderlo apreciar. Los cambios que han tenido lugar en este país durante estos últimos 46 años han sido brutales, pero como sea que han tenido lugar de una forma muy paulatina, los españoles no se han dado ni cuenta.

Una de las manifestaciones más claras de este complejo de inferioridad es la obsesión con copiar todo lo que sea extranjero y especialmente todo lo norteamericano. Esto ya existía en los tiempos de Franco pero de una forma casi imperceptible. En estos últimos años la mencionada obsesión ha llegado a límites que considero son deprimentes e incluso vergonzosos.

El que la sociedad española haya copiado de arriba abajo a la sociedad norteamericana es para mí un hecho sorprendente. Pero la parte que he encontrado más dolorosa ha sido la copia descarada, brutal e ignorante de todas las construcciones gramaticales inglesas (norteamericanas) y la burda creación de una cantidad de palabras que nunca han existido en el idioma castellano y que son una copia directa de vocablos de uso corriente en los Estados Unidos. En otras palabras, estamos destrozando nuestra propia lengua para así poder tener la ilusión de que somos más modernos y  más "guays".

Cuando he comentado esta destrucción de nuestro idioma nacional, veo que las personas con las que hablo no lo entienden muy bien. Y me doy cuenta que hay mucha gente, incluso aquellos que se consideran cultos, que ni siquiera se han percatado de esta tragedia. Y ello es naturalmente debido al hecho que ha sido una infiltración paulatina y solapada que ha sido no solamente aceptada sino también alentada y acogida con los brazos abiertos por las más altas esferas de la sociedad española y por las personas más respetadas, incluyendo los intelectuales (¿cómo es posible?), los medios de comunicación, las grandes empresas y los políticos.

Yo incluso tengo una libreta donde he ido apuntando todas las barbaridades que he oído en este último año y medio. No solamente las palabras inventadas que nunca habían existido en nuestra lengua, sino también las palabras, giros y expresiones típicamente norteamericanas que se han españolizado de la forma más burda y descarada. A esto se le podría añadir el uso incorrecto de los tiempos de los verbos (¡si “el Yeti”, nuestro profesor de Literatura, lo oyera, se volvería a morir!). Y, también la acogida de vocablos de origen sudamericano que son igualmente incorrectos ya que son ellos mismos copias de vocablos norteamericanos.

Es un tema muy delicado ya que me he dado cuenta que las pocas personas con las que lo he sacado a colación, tienden a ponerse a la defensiva y creen que lo hago con el afán de menospreciar a España y ensalzar a los Estados Unidos. Esto es totalmente incorrecto y en realidad es todo lo contrario. Me duele que España tenga tan poca dignidad como para copiar a otros países y empobrecer nuestra identidad nacional cuando no hay razón alguna para hacerlo. 

Perdona el rollo pero como verás es un tema que me preocupa tremendamente hasta el punto que hace que no pueda ni ver los telediarios (¡no te exagero!) porque me da la impresión que voy a tener un ataque de corazón.”

La respuesta de Miguel, también, nos da elementos para la reflexión:

Querido Luis:

Ya sé que el deterioro de la lengua española es un tema que te disgusta enormemente. A mí, me sucede lo mismo. Es incomprensible que los integrantes de la Real Academia Española de la Lengua no salgan en defensa de nuestro idioma, a pesar de que argumenten todo lo contrario. Pero, no tan sólo los académicos son responsables de esta magna catástrofe. En mi opinión, lo son todos cuantos están directa o indirectamente involucrados con el sistema educativo de este país, llamado España. Al mismo tiempo, todas cuantas personas permiten, desde sus puestos de responsabilidad, que se perpetren infinidad de atentados contra la Gramática Española.

La encuesta que me enviaste decía que el 75% de los españoles estaban en desacuerdo con la afirmación de que el nivel cultural de su país fuese superior a otros. No te oculté mi sorpresa. Desde la privilegiada atalaya que más de cuarenta años de residencia en USA te han proporcionado, puedes observar lo que ha ocurrido y está ocurriendo en España. Y, si no me equivoco, tu fundamentas tan terrible problemática en el complejo de inferioridad que tienen los españoles, después de haber analizado certeramente la evolución que nuestro país ha experimentado, en todos los órdenes, desde la muerte de Franco.

Sin embargo, me permitirás discrepar de tu diagnóstico. Si así fuera, con ser grave, el problema se solucionaría con un masivo programa de estimulación anímica de la gente. A mi entender, la situación que vivimos es mucho más grave y la atribuyo a una falta de cultura.

Los españoles no tenemos ningún complejo a la hora de lanzar a los cuatro vientos que somos los mejores. Lo hacemos, sin ningún complejo, cuando celebramos algún triunfo individual o colectivo. Cuántas veces no has oído que somos los mejores en tenis, en automovilismo, en ciclismo, etc. por el simple hecho de que algún paisano nuestro se ha proclamado campeón. Ni qué decir tiene, cuando se trata de alguna de nuestras selecciones deportivas. Lo mismo sucede con la música, con la ópera, con el baile y con muchos otros  ejemplos.

Lamentablemente, Luis, quedan muy pocos "Yetis" en nuestro país. Los pocos que aún no se han rendido han quedado acallados por la explosión de las nuevas tecnologías, por los medios de comunicación, por las redes sociales...Tengo el convencimiento de que ha sido muy relevante el desarrollo experimentado por los españoles en los aspectos económicos, tecnológicos y deportivos. En la cultura, en cambio, el retroceso sufrido desde que tú y yo estudiábamos Bachillerato, ha sido más que penoso. Podrás comprobar fácilmente lo que te digo al ver la reacción de las personas cuando alguno de nuestros jóvenes se muestra interesado por el Arte, la Literatura, la Filosofía, la Filología, etc. Porque, ninguna de estas carreras ofrece expectativas medianamente satisfactorias, desde el punto de vista de las retribuciones económicas que percibirán, si tienen la fortuna de encontrar un puesto de trabajo.   

Te envío un abrazo. 




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