viernes, 11 de agosto de 2017

Sentirse un ser invisible



Una cosa es que alguien actúe como queriendo ser el centro de atención y que todos estén pendientes de él. Otra, muy diferente, que pase desapercibido, a causa de su recatado y respetuoso comportamiento con los demás. Llegando a convertirse en un ser invisible e ignorado por parte de los miembros de su familia, al no tenerle en cuenta para nada y viendo su participación excluida, a la hora de la toma de decisiones suficientemente importantes.

Era lo que le había venido sucediendo a Lucía, desde su más tierna infancia. Ella sentía que era como si deambulara por el mundo sin que nadie se diese cuenta de su existencia. Tenía las necesidades básicas y de educación formal cubiertas, pero aquello que se refería a lo afectivo y a lo emocional pasaba desapercibido para todos cuantos la rodeaban. Por ello, se vio obligada a formarse a sí misma, escogiendo los valores que irían a ser fundamentales en su vida; los cuales, por cierto, muy poco tenían que ver con los que eran puestos en práctica, por parte de sus familiares.

Lucía no llegaba a comprender por qué sus allegados la ignoraban. Se preguntaba por qué no le aceptaban tal como ella era. Por qué exigían que pensara igual que ellos y que practicara las mismas creencias, para ser considerada un miembro más de la familia. En todas cuantas ocasiones había intentado manifestar lo que sentía y lo que pensaba, había sufrido frustración y una gran impotencia. Era como si hablara en otro idioma, ya que no comprendían lo que ella intentaba comunicar. Por lo tanto, se encontraba con que ni la expresión emocional, ni la utilización de las palabras, le servían para algo positivo. Desde su más tierna infancia, había sido una constante que se fue agrandando, a medida que pasaban los años,  hasta convertirse en el abismo que, en aquellos momentos, la separaba de las personas con las que debía sentirse vinculada.

Las figuras de referencia solían estar ausentes y, el poco tiempo que recalaban en casa, no estaban dispuestas a utilizarlo para atender problemas de niños. Porque, al final, la reunión terminaba en llantos y expresiones emocionales que parecían estar completamente vedadas, en ese hogar. Lucía tenía prohibido expresar lo que sintiera, lo que necesitase y aquello que pudiera desear.

Tanto los padres de Lucía, como sus hermanos mayores, tenían la particularidad de intervenir en decisiones que no les correspondía a ellos tomar; en cambio, dejaban que cada uno se valiera por sí mismo y se sacara las castañas del fuego. No había un acompañamiento, mientras iban haciéndose mayores. Creían que sabían mucho de la vida, que estaban en posesión de la verdad, por lo que tenían la razón en aquello que decían y no había que escuchar a los demás.

La comunicación abierta entre los hermanos, que hubiera debido fluir con normalidad, había sido algo imposible o demasiado difícil de conseguir. Por eso, Lucía seguía sintiéndose como si no existiera, o como si fuera un ser invisible, al que no se le habla, ni se le consulta acerca de lo que sucede en la familia; a pesar de que, a ella, también le afectase. Muchas veces se encontró con decisiones tomadas por otros, las cuales sintió que no tenía más remedio que aceptar.

Cuando, años después, Lucía empezó a dar su propia opinión ante nuevas propuestas, pareciera como si fuera una batalla tras otra, para conseguir que le escucharan, que le aceptaran y respetaran su punto de vista. Y que las decisiones que ella tomara fueran tan válidas como las de los demás.

En la actualidad, Lucía se encuentra ante algo que le parece paradójico. Por una parte, desearía dejar de ser invisible, cuando fuera preciso que le tuviesen en cuenta. Por otra, quisiera no enterarse de aquello que no fuera necesario que supiera. Exige mucho, teniendo en cuenta toda la historia previa de su vida.

No obstante, Lucía ha llegado felizmente a la conclusión de que tendrá que evitar que le afecte lo que no está en sus manos resolver. Y que deberá asumir que cada uno es como es y que no cabe esperar milagros en el comportamiento de los demás miembros de su estirpe.





Imagen encontrada en Internet: rostros-del-amor. Desconozco más datos.



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