Una cosa es que alguien actúe como queriendo ser el
centro de atención y que todos estén pendientes de él. Otra, muy diferente, que
pase desapercibido, a causa de su recatado y respetuoso comportamiento con los
demás. Llegando a convertirse en un ser invisible e ignorado por parte de los
miembros de su familia, al no tenerle en cuenta para nada y viendo su
participación excluida, a la hora de la toma de decisiones suficientemente
importantes.
Era lo que le había venido sucediendo a Lucía, desde
su más tierna infancia. Ella sentía que era como si deambulara por el mundo sin
que nadie se diese cuenta de su existencia. Tenía las necesidades básicas y de
educación formal cubiertas, pero aquello que se refería a lo afectivo y a lo emocional
pasaba desapercibido para todos cuantos la rodeaban. Por ello, se vio obligada
a formarse a sí misma, escogiendo los valores que irían a ser fundamentales en
su vida; los cuales, por cierto, muy poco tenían que ver con los que eran
puestos en práctica, por parte de sus familiares.
Lucía no llegaba a comprender por qué sus allegados la
ignoraban. Se preguntaba por qué no le aceptaban tal como ella era. Por qué
exigían que pensara igual que ellos y que practicara las mismas creencias, para
ser considerada un miembro más de la familia. En todas cuantas ocasiones había
intentado manifestar lo que sentía y lo que pensaba, había sufrido frustración y
una gran impotencia. Era como si hablara en otro idioma, ya que no comprendían
lo que ella intentaba comunicar. Por lo tanto, se encontraba con que ni la
expresión emocional, ni la utilización de las palabras, le servían para algo
positivo. Desde su más tierna infancia, había sido una constante que se fue
agrandando, a medida que pasaban los años, hasta convertirse en el abismo que, en
aquellos momentos, la separaba de las personas con las que debía sentirse vinculada.
Las figuras de referencia solían estar ausentes y, el
poco tiempo que recalaban en casa, no estaban dispuestas a utilizarlo para
atender problemas de niños. Porque, al final, la reunión terminaba en llantos y
expresiones emocionales que parecían estar completamente vedadas, en ese hogar.
Lucía tenía prohibido expresar lo que sintiera, lo que necesitase y aquello que
pudiera desear.
Tanto los padres de Lucía, como sus hermanos mayores,
tenían la particularidad de intervenir en decisiones que no les correspondía a
ellos tomar; en cambio, dejaban que cada uno se valiera por sí mismo y se
sacara las castañas del fuego. No había un acompañamiento, mientras iban
haciéndose mayores. Creían que sabían mucho de la vida, que estaban en posesión
de la verdad, por lo que tenían la razón en aquello que decían y no había que
escuchar a los demás.
La comunicación abierta entre los hermanos, que
hubiera debido fluir con normalidad, había sido algo imposible o demasiado
difícil de conseguir. Por eso, Lucía seguía sintiéndose como si no existiera, o
como si fuera un ser invisible, al que no se le habla, ni se le consulta acerca
de lo que sucede en la familia; a pesar de que, a ella, también le afectase. Muchas
veces se encontró con decisiones tomadas por otros, las cuales sintió que no
tenía más remedio que aceptar.
Cuando, años después, Lucía empezó a dar su propia
opinión ante nuevas propuestas, pareciera como si fuera una batalla tras otra,
para conseguir que le escucharan, que le aceptaran y respetaran su punto de
vista. Y que las decisiones que ella tomara fueran tan válidas como las de los
demás.
En la actualidad, Lucía se encuentra ante algo que le
parece paradójico. Por una parte, desearía dejar de ser invisible, cuando fuera
preciso que le tuviesen en cuenta. Por otra, quisiera no enterarse de aquello
que no fuera necesario que supiera. Exige mucho, teniendo en cuenta toda la
historia previa de su vida.
No obstante, Lucía ha llegado felizmente a la
conclusión de que tendrá que evitar que le afecte lo que no está en sus manos
resolver. Y que deberá asumir que cada uno es como es y que no cabe esperar
milagros en el comportamiento de los demás miembros de su estirpe.
Imagen encontrada en Internet: rostros-del-amor. Desconozco
más datos.
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