Todavía, hay demasiada gente que considera
imprescindible disfrutar del amor en pareja. Hasta el punto de que aquellos, a
los cuales, se les ha negado tal posibilidad, se sienten fracasados y arrastran
una gran frustración. Así mismo, experimentan una gran desazón quienes tienen problemas
con su pareja; o los que han roto su relación con ella y, todavía, no se han
recuperado emocionalmente.
Para todos ellos, el amor o el desamor son temas que
ocupan una buena parte de sus pensamientos y de su tiempo. El simple hecho de
amar, es una experiencia muy reconfortante.
Algunos, consideran que no es fácil encontrar una
pareja idónea y lograr que la relación sea enriquecedora y estable. Creen
que es una cuestión de suerte. Admitamos que el azar intervenga, a la hora
de conocer a nuestra eventual pareja. Pero, a partir de este mismo momento,
será necesario que concurran muchos factores para que el encuentro pueda
cristalizar en amor verdadero.
El aspecto físico o la facilidad para comunicarse que
tenga la persona con la que nos hemos encontrado, pueden llamar nuestra
atención. No obstante, la relación no progresará, a menos que haya “algo” en
común entre nosotros. Y, este algo es un compendio de aquellas características
que son importantes: su forma de dirigirse a nosotros y de tratar a los demás,
su sentido del humor, su grado de madurez, la calidad y la profundidad de sus
sentimientos. En suma, todo aquello que nos gustaría compartir de una persona,
cultura, gustos y aficiones incluidas. Aunque, debemos tener en cuenta que
filtraremos, igualmente, aquellos aspectos que nos desagradan: el tono de su voz,
su forma de hablar, la agresividad, la superficialidad… Su aseo personal, su
forma de vestir y su forma de andar, incluidos.
Muchas de las equivocaciones que se
cometen en el amor, se dan en aquellos casos, en los cuales, la elección de la
pareja sólo se hace con el corazón. Sin considerar, de manera racional, otros factores que
podrían ser fundamentales para la convivencia diaria. Además del sentimiento
amoroso, deberemos ir poniéndole algo de cabeza a la relación. Ver cómo es la
otra persona, cómo somos nosotros cuando estamos con ella, cómo es nuestra
forma de relacionarnos… Si los defectos de los dos son llevaderos y, a pesar de
los mismos, somos compatibles. Conviene conocer cuáles son los asuntos que nos
apasionan y tener la confianza de que podremos continuar desarrollándolos
conjuntamente.
No podemos prever ciertos aspectos que emergerán
durante la convivencia. Pero, nos engañamos a nosotros mismos, si quitamos
importancia a detalles o formas de actuar que no nos gustan, pensando que con
nuestro gran amor todo se irá arreglando.
El amor no es suficiente para establecer
una relación que pueda ser duradera y enriquecedora para ambos. Antes de tomar la decisión de vivir
juntos, sería aconsejable tener el mayor conocimiento posible de nuestra
pareja. Para lo cual, es exigible la mutua sinceridad, aun a expensas de que queden
al descubierto aspectos de nuestra personalidad que no sería honesto ocultar.
El éxito de una relación y la calidad de la
convivencia dependen, en gran medida, de cada uno de nosotros; de cómo somos,
cómo actuamos, cómo vamos aprendiendo de la experiencia, y de cómo resolvemos
los problemas o las diferencias que van surgiendo.
Bibliografía:
RISO, Walter: “Manual
para no morir de amor”.
Nota: Quiero agregar dos comentarios a este escrito, por si quieren tenerlos en cuenta:
ResponderEliminarEl de Irene: "Creo que también depende de la tolerancia ante lo que no te guste demasiado y poder hablar de todo además de mantener tu espacio."
Aquí, solo recomendar que no es bueno tolerar ciertas cosas que hacen daño a alguno de los dos. No todo es aceptable. En cuanto a gustos, aficiones y las diferentes formas de hacer, cada uno es como es.
El de María: "Entonces, hay que analizar y explorar a aquella persona que amas, hay que conocerla muy bien. Pero, tengan en cuenta que vamos evolucionando y cambiando en el transcurso de los años, que lo que hoy es un gusto mañana deja de serlo. Creo, además, que la percepción que tenemos de los demás puede cambiar, o sea, digamos que cambiamos el ángulo de visión y lo que antes nos maravillaba ya no. No sé, creo que esto es importante.
También me parece importante. Todos vamos cambiando y, también, nuestra forma de ver la relación. Por eso, debemos tenerlo en cuenta, para solucionar las dificultades que vayan surgiendo o tomar las decisiones oportunas.
Muy buenos consejos
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