Junto con los apuntes, a los cuales
hice referencia en mi anterior artículo, también encontré unas anotaciones mías,
comentando un trabajo de Oliveros F. Otero, titulado “Las fugas como paréntesis”.
Llevaba
unos años colaborando con el admirado profesor de la Universidad de Navarra, en
diferentes actividades relacionadas con la Orientación Familiar. En aquella
ocasión, procuraba ayudarle en la tarea de revisar algunos de los escritos que
se proponía recuperar, modificar y conservar. Me llamó poderosamente la atención
un pasaje de uno de sus trabajos, del cual se me ocurrió transcribir un par de
párrafos a un folio, que es, justamente, el que recuperé hace algunos días.
Al
tenerlo nuevamente en mis manos y leerlo, recordé que agregué aquello que me
iban sugiriendo las diferentes frases. Hoy, lo comparto con ustedes, con
ciertos cambios y con algunas nuevas ideas que he querido añadir. Así mismo, debo
señalar que mi escrito va por derroteros muy diferentes a los del autor.
Parece
bastante extraño fugarse del hogar familiar en una época en la cual los hijos
continúan viviendo en casa de sus padres, hasta más allá de cumplir los treinta
años. Va en crecimiento el número de casos en los que, después de haber salido
de la casa de sus progenitores, se ven obligados a regresar a ella, a causa de
un divorcio, o por problemas económicos.
Sin
embargo, existen otras clases de huidas que se ponen en práctica y que pueden
pasar desapercibidas, sin necesidad de abandonar el domicilio familiar.
El
escrito de Oliveros, como familiarmente llamábamos al profesor, comenzaba con
las palabras de un hijo que se había fugado de la casa familiar. "Por favor, intentad verlo como un
paréntesis" - suplicaba, el muchacho en cuestión.
Me
gustaría comprender cómo podía sentirse ese joven, para necesitar tomarse un
paréntesis en la convivencia con su propia familia. El escrito no nos
proporciona pistas que nos puedan ayudar. Sólo se refiere a personas que llegan
a sentirse aisladas.
¿Se
aíslan ellas? ¿Por qué? ¿Se sienten dejadas de lado? ¿No son tenidas en cuenta?
¿Qué es lo que no se respeta de su forma de ser y de pensar? ¿Cómo se pretende
que sean y se comporten?
En el
artículo, se hacía referencia a quienes llegan a un aislamiento en el seno de la propia familia. “Esa incapacidad de comunicación, de convivencia, suele tener raíces de
incomprensión o de prejuicio. Uno se calla porque los demás no saben escuchar o
porque uno cree que aquello no va a ser aceptado. Quizá uno desearía un mayor
clima familiar de aceptación, y también saber un poco más en qué consiste
aceptar y ser aceptado”.
En
algunas familias, existen verdaderos problemas de comunicación, que hacen que
sea muy difícil tener una convivencia armónica. En ellas, podemos encontrar
diversas formas de incomprensión y de prejuicio.
En
cuanto a la incomprensión, uno calla
porque cree que los demás no le comprenden, porque considera que no le conocen
bien o porque ellos no saben escuchar lo que él pueda querer decirles.
Probablemente, no entienden qué es lo que le sucede y, cuando ha hablado, ha
sido criticado o le han quitado importancia a lo que haya trasladado.
A su
vez, los padres y algunos otros miembros de su familia, pueden pensar que no
escucha lo que ellos dicen; que no respeta los principios y valores comunes, ni
la forma como ellos consideran que debe comportarse quien forma parte del
núcleo familiar. Si su conducta es diferente a lo que ellos esperan, en lugar
de esforzarse por entenderle y comprenderle, pretenden hacer que encaje en el
ámbito familiar.
Podemos
señalar diferentes prejuicios. Uno de
ellos, es temer que aquello que no se atreve a decir, vaya a ser rechazado por
los demás. También, puede pensar que su familia es incapaz de comprender a
alguien que se sale del guión previamente establecido.
En
cambio, por parte de quienes forman el clan familiar, se piensa que el problema
existe solamente porque no se adapta a lo que se espera de él. Que es
inconcebible su comportamiento, que debe entrar en razón.
No
cometamos el error de pensar que el problema familiar es únicamente imputable a
su persona; a que su forma de ser, de pensar, de sentir y de actuar, le hayan
llevado a tomar la decisión de escapar
de una situación que no sabe cómo manejar y que no puede seguir soportando. Muy
probablemente, la familia no haya sabido darle el apoyo y la comprensión que
hubiera podido necesitar. De haberlo hecho, no se hubiese llegado a una
situación de tal naturaleza.
Quienes
huyen, de alguna manera, lo hacen porque se han encontrado aislados por quienes hubiesen debido otorgarles un trato cercano. No
han encontrado otra forma de sobrevivir, psicológicamente, que la de alejarse temporalmente,
de llevar a término algún tipo de evasión.
La
fuga, por sí sola, no va a solucionar nada, pero puede proporcionar un tiempo
para que la persona y su familia piensen, recapaciten, vean si pueden actuar de
otra forma, si es posible llegar a una convivencia en la que se respeten las
diferencias existentes entre ellos.
Es
necesario aceptar que los demás tengan una forma de pensar y de actuar
diferente a la nuestra. Debemos buscar la manera de convivir adecuadamente, de crear
un clima de aceptación, a pesar de las profundas diferencias que puedan existir
¡Qué necesario es sentir que nos escuchan, que nos comprenden, que nos prestan
un apoyo positivo y que nos aceptan como somos!
Sé de lo que hablas, sé lo que es sufrir la incompresión familiar y conozco lo que conlleva, romper con las reglas estrictas familiares. Si no sigues las pautas que te indican... no te escuchan y te condenan...
ResponderEliminarComo dicen por ahí, uno escoge los amigos, pero la familia se la encuentra. Cada familia tiene un estilo, unas costumbres y ciertas formas de relacionarse. Como es natural, existe una gran probabilidad de que haya personas que no estén de acuerdo con la forma de pensar y de actuar de algunos. Cuando alguien se sale del guión de los "líderes", todo se revoluciona. Hacen todo lo posible por atacar a esa persona, en lugar de respetarla, comprenderla y aceptarla como es... Aquí, lo importante es perseverar, ser fiel a uno mismo y el futuro ya se verá algún día.
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