Que tus despertares, te despierten.
Y que, al despertarte, el día que comienza te entusiasme.
Y que jamás se transformen en rutinarios los rayos del Sol que se filtran por tu ventana, en cada nuevo amanecer.
Y que tengas la lucidez de concentrarte y de rescatar lo más positivo de cada persona que se cruce en tu camino.
Y que no te olvides de saborear la comida, detenidamente, aunque “sólo” se trate de pan y agua.
Y que encuentres algún momento durante el día, aunque sea corto y breve, para elevar tu mirada hacia lo Alto y agradecer, por el milagro de la salud, ese misterioso y fantástico equilibrio interno.
Y que logres expresar el amor que sientes por tus seres queridos.
Y que tus brazos, abracen.
Y que tu boca, bese.
Y que los atardeceres te sorprendan, y que nunca dejes de maravillarte.
Y que llegues cansado y satisfecho al anochecer, por la tarea satisfactoria realizada durante el día.
Y que tu sueño sea calmo, reparador, y sin sobresaltos.
Y que no confundas tu trabajo con tu vida, ni tampoco al valor de las cosas, con su precio.
Y que no te creas más que nadie, porque, sólo los ignorantes desconocen que no somos más que polvo y ceniza.
Texto: Daniel Karpuj. Rabino
Artículos y mensajes que ayuden a reflexionar sobre la vida, las relaciones interpersonales, familia, pareja, psicología, pensamiento, creatividad...
jueves, 31 de diciembre de 2020
Que tus despertares, te despierten, de Daniel Karpuj
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